domingo, 7 de junio de 2020

Síntoma de lo real



Antes del instante 

No podríamos haber anticipado que Discursos de época ◊ discurso del analista, que es para Nodo el tema eje del 2020, iba a tener este real actual ni que iba a obligar a situar época dentro de esta actualidad. Hasta ayer, contábamos con coordenadas de época y ubicábamos como referencia una Conferencia dictada por Jacques Lacan en la Universidad de Milán el 12 de mayo de 1972: "Del discurso psicoanalítico", cuando introduce el discurso capitalista producto de la incidencia de la ciencia en el discurso amo; afectando con el trueque del S1 por el $, las condiciones del sujeto dividido desamarrado de anclajes.
La ciencia deja de lado cualquier verdad que no sea formal, [1]forcluye al sujeto y rechaza cualquier imposible real. Época, habremos dicho, signada por al cenit del objeto a, el Otro que no existe, la declinación del Nombre del padre y una configuración de goces que hace de la época un modo particular de presentación en la consulta a un analista. Agregaríamos que las satisfacciones narcisistas se llevan bien con los intereses liberales del capitalismo.
La época a la que hacíamos referencia decía con Lacan que el discurso capitalista rechaza la castración y  "Todo orden, todo discurso, que se emparente con el capitalismo deja de lado, amigos míos, lo que llamaremos simplemente las cosas del amor" [2].
Habremos vivido dentro de un paradigma tecnocientífico capitalista global.
En la alianza de la ciencia y su rechazo de lo real como imposible y, los de una economía al servicio del consumo, asistíamos a un tiempo vertiginoso, de movimiento y aceleración de procesos ;  con cambios climáticos,  con una sistemática destrucción de la naturaleza, contaminación del suelo, de las aguas, de los mares, deforestación comercial de grandes áreas, en algunos casos para el cultivo con uso de agrotóxicos, cría industrial de animales; intervenidos todos los escalones de la cadena del sistema agroalimentario industrial. Dicha intervención ha tenido impacto en el ambiente y consecuencias en la salud y en los cuerpos, que han ido mutando al compás de los desarrollos biotecnológicos. A lo anterior debiéramos añadir la incidencia de la técnica en el desarrollo digital, caracterizada por su multidireccionalidad con varios emisores y receptores; su agilidad: el envío de mensajes de forma instantánea gracias a la conexión a Internet; diversificación en la presentación de contenidos, texto con imágenes o texto con videos, solo texto.  La ubicuidad digital nos ha permitido, dispositivos mediante, estar en cualquier lado y en cualquier momento;  teniendo conexión a Internet podemos conocer la información de lo que acontece en el extremo opuesto del mundo y en todo momento.
A la época descripta, planteada con cierta generalización, dada la actual globalización, y a riesgo de reducciones de todas las diferencias, debemos contemplar no sólo las singularidades subjetivas, sino las disparidades geopolíticas de capitalismos y tecnociencias en países y regiones desarrolladas, de las subdesarrolladas o en vías de desarrollo. El capitalismo nunca ha sido el mismo en países centrales que en periféricos.


Instante de ver

Un virus microscópico Covid-19 en su nueva cepa SARS-CoV-2, se despliega progresiva y exponencialmente por el mundo, se lo nombra coronavirus.
Se dice que el virus no es un bicho, no es un ser vivo, es una molécula de ARN, tiene una sola cadena de aminoácidos, no tiene carga genética. Sólo las moléculas de ADN tienen doble cadena y carga genética que se trasmite de generación en generación. El coronavirus parasita, se instala en un huésped y se activa con la energía celular del huésped; clona el sistema de transporte y produce una transmisión horizontal.
El Covid-19 invade un huésped, parasita sus células y conduce a una sintomatología similar a la de una gripe producida por el género de virus Influenza: fiebre, dolor de garganta, tos, dolores articulares, neumonía, anosmia, disgeusia , y sigue la lista a medida que más se propaga y más se des conocen sus efectos. Sin embargo, también puede transcurrir asintomático.
El Coronavirus contagia haciendo caso omiso a clases sociales, etnias, culturas, género, climas, edades. En un pequeño porcentaje puede complicarse y en uno,  menor aún, producir la muerte. Sin embargo, saturados los sistemas de salud de los países, parece tener la potencialidad de matar a miles de personas, sobre todo a los grupos denominados “de riesgo”. Dicho grupo no lo integran solo edad, mayores de 60 años y enfermedades previas; a esas condiciones se le suman las poblaciones hacinadas en instituciones carcelarias, geriátricos, manicomios y villas de emergencia; habitats marginales todos. El virus,  sin saberlo,  es mayormente virulento y letal en algunos grupos poblacionales. Parece develar y evidenciar a su paso las desigualdades económicas y las segregaciones sociales.
Los científicos dicen que no saben, desconocen aún el modo de transmisión especifico, están aprendiendo. No hay tratamiento, no hay vacuna y la única posibilidad de control se establece con formas practicadas en el medioevo, ahora con el agregado de cálculos de riesgo.  Neil Ferguson y su equipo del Imperial College of London, forman parte del grupo de científicos (Scientific Advisory Group of Experts)[3], publican un paper de cálculos.
Las estrategias para reducir el índice de contagios y de transmisión del virus que Ferguson postula son de dos tipos: a) “mitigación” que reduce los contagios (pero no por debajo del índice R=1), y b) “supresión” que busca revertir fuertemente la expansión de la epidemia (reducción del índice por debajo de R<1 o:p="">
La “mitigación” es lo que venimos conociendo como “inmunidad de grupo” combina el aislamiento domiciliario de casos sospechosos no graves, la cuarentena domiciliaria de los convivientes de casos sospechosos y el distanciamiento social de los adultos mayores y otros individuos en riesgo; y se deja que la infección haga su trabajo para que la población adquiera inmunidad, contagiándose, y sólo se protege a los grupos más vulnerables.
 La “supresión” propone distanciamiento social de toda la población con confinamiento domiciliario y testeo de casos en forma masiva, porque sin vacunas ni fármacos específicos, cuando se abandonan o relajan las medidas, el contagio muy probablemente reaparece.
En forma casi global, a excepción de pocos países que inicialmente prefirieren el control epidemiológico por la vía de la mitigación, el resto de los países toman una conducta intermedia entre mitigación y supresión, estableciendo distanciamiento social de toda la población, suspensión de clases escolares y universitarias y aislamiento de casos leves en el hogar junto a sus convivientes. Se mantienen en forma activa las tareas esenciales para el sostén de la sociedad. Se cierran fronteras, se confina a las personas, se las aísla para evitar el contacto y detener el virus, ralentizarlo. Se detiene el movimiento.
Lo que parecía imposible de detener, el coronavirus lo posibilita, se produce un parate a escala mundial de la máquina capitalista.

¿Qué dice del virus y de la pandemia el psicoanálisis?

En el transcurrir de estos meses, los psicoanalistas nos hemos ido planteando preguntas respecto del virus, la pandemia y sus resonancias en las nociones que nos son propias.  Se trata de poderlo cernir con algún significante o es Significante de la falta S(A/) “?, ¿se trata de un real sin ley?, ¿es ubicable como objeto a, cagada o mirada, voz o teta que hiende al sujeto y lo disfraza de desecho?. ¿Es objeto que sin velo fractura el fantasma de la realidad?.
Se fueron realizado análisis ubicando dos planos, por un lado, el Covid-19 en tanto virus biológico y por otro el Coronavirus, en tanto “que virus semiótico, es un significante vago y sumamente confuso que se inserta en nuestras mentes, inoculando en nuestro inconsciente un terror indeterminado. Este virus, de manera semejante a lo que en informática se denomina “virus residente”, habita fantasmáticamente en el trasfondo de nuestros pensamientos, interfiriéndolos y contaminándolos, modulando nuestras actitudes y nuestros gestos. En la absoluta totalidad de los casos, el Coronavirus produce una acentuación de las condiciones de control de nuestras subjetividades, en tanto que no es más que un dispositivo de administración de la vida.”[4]
Por su parte Miquel Bassols ha planteado: “Es cierto, el coronavirus es una cosa, la epidemia otra. El coronavirus es un real que sigue una ley que la ciencia está intentando descifrar lo más rápido posible para obtener antivirales y vacunas eficientes. La epidemia nos plantea un real sin ley, un real inherente al sujeto que vive en el lenguaje”.[5]
La experiencia de lo real en la que nos encontramos no es pues tanto la experiencia de la enfermedad misma sino la experiencia de este tiempo subjetivo que es también un tiempo colectivo, extrañamente familiar, que sucede sin poder representarse, sin poder nombrarse, sin poder contabilizarse. Es este real el que le interesa y trata el psicoanálisis.”[6] Bassols plantea, además, lo real del espacio en la experiencia del confinamiento, lo real del cuerpo y el de la soledad del ser hablante.
Ese real que trata el psicoanálisis, al modo de Aristóteles podemos decir “se dice de muchas maneras[7]”, entonces, ¿qué real? ¿imposible lógico, acontecimiento traumático, objeto a, goce?.
Lacan en “La Tercera[8] se ocupa de dar a saber del real del psicoanálisis, poniéndolo casualmente en tensión con los discursos, incluso en contra punto. Dice que el fin del discurso del amo es que las cosas anden y lo real, justamente, es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta; más aún, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar, que lo real siempre vuelve al mismo lugar. Agrega que ese real es lo imposible de una modalidad lógica y que a eso ponen mala cara los científicos cuando suponen que todo es posible. Para alejarlo de toda confusión con la realidad, plantea que lo real no es el mundo, no se lo alcanza por la representación y que no es universal[9] 
 Concibe un real de la ciencia que no es el del psicoanálisis “¿En qué me baso para escribir en el círculo de lo real la palabra «vida»? En que indiscutiblemente de la vida, salvo esa vaga expresión que consiste en enunciar el gozar de la vida, de la vida no sabemos nada más, sino únicamente lo que la ciencia nos induce, o sea nada hay más real, lo cual quiere decir más imposible, que imaginar cómo pudo iniciarse esa construcción química que, con elementos distribuidos en  cualquier cosa y de la manera que queramos clasificarla según las leyes de la ciencia, presuntamente empezó de repente a construir una molécula de ADN, esto es  algo en  lo cual, permítanme decírselos, vemos ya formarse, muy curiosamente, la primera imagen de un nudo. Si algo debiera llamarnos la atención, es que hayamos tardado tanto en percatarnos de que algo en lo real y no cualquier cosa: la vida misma se estructura con un nudo.”[10]
Las leyes de la ciencia acaban por ubicar la molécula que permite la vida, el ADN,  y a Lacan le interesa esa doble cadena en tanto nudo borromeo[11] y que la vida se estructure como un nudo. El nudo como real, el goce en ese mismo estatuto, da cuenta de imposibilidad de escritura. El psicoanálisis sabe de los alcances del significante, que opera con ese límite lógico ante lo real, en el punto donde el significante es impotente a la creación y lo real se denuncia como anterioridad ontológica.
En el Seminario 23, El sinthome, dice Lacan, “Observen al pasar que en la creación llamada divina, divina no solamente en cuanto que se refiere a la nominación, la bacteria no es nombrada, y que tampoco es nombrada cuando Dios, mofándose del hombre, del hombre supuesto original, le propone que comience por decir el nombre de cada bicho.”
Mucho antes en De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, dijo: “Pues ciertamente los surcos que abre el significante en el mundo real van a buscar para ensancharlas las hiancias que le ofrece como ente”
Y en La significación del falo, Lacan plantea: “Inversamente, es el descubrimiento de Freud el que da a la oposición del significante y el significado el alcance efectivo en que conviene entenderlo: a saber, que el significante tiene función activa en la determinación de los efectos en que lo significable aparece como sufriendo su marca, convirtiéndose por medio de esa pasión en el significado.”
No todo es significable, no es posible el sentido cuando estamos en el terreno de lo real.
Sin embargo, el parlêtre en general y el neurótico en particular no se resignan fácilmente a la imposibilidad, intentarán tratarla como impotencia, la negarán o tratarán de dar sentido a lo que le pasa, tratarán de transformar lo contingente en necesario para evitar la angustia.
Hoy asistimos a la irrupción de un real, por eso no tiene nombre ni sentido. Sin embargo, intentaremos situar si se trata de lo imposible o de lo contingente.
Podríamos ubicar en las figuras de lo necesario y lo posible, aquello que puede ser solidario con simbólico en la vertiente de la letra y la escritura;  y en lo imposible y lo contingente,  lo que no puede ser simbólico.
Lo real tiene dos formas, la insistencia o la irrupción, o sea lo imposible y lo contingente; ellas comprometen la subjetividad de manera diferente. Lo real que insiste es del orden de lo Imposible, insiste en no escribirse. Es, en tanto insistencia, lo que vuelve al mismo lugar. Este modo es esencial a la estructura del parlêtre.
Dice Lacan "Yo hablo de lo Real como lo imposible, en la medida en que creo que lo Real es sin ley. Lo real no tiene orden"[12]. Lacan también nos hace observar que no hay “…más que el aprendizaje que el sujeto ha sufrido de una lengua entre otras”[13]. Lo real es lo imposible de escribir, o sea no cesa de no escribirse. Ubicaremos del lado de lo imposible, el Uno del enjambre, el que se repite, el que produce al sujeto, ese que deviene letra del síntoma, que produce fijación de un goce que lalengua introduce traumáticamente en la economía corporal. [14]
Pero tenemos también “lo contingente es de lo Real[15]
Lo real que irrumpe, lo contingente a la manera de lo traumático y que no se trata del acontecimiento en sí mismo, sino la reacción del sujeto frente a ello.
“Es que fuera de esos términos, aquellos con que se hacen los tres, los tres de lo Real, en tanto que lo Real mismo es tres, a saber: el goce, el cuerpo, la muerte, en la medida en que están anudados, anudados solamente, desde luego, por esa impasse inverificable del sexo, aquí se vehiculiza el alcance de ese discurso recién llegado del que no es poca cosa que algo lo haya necesitado, el discurso analítico”[16]
Estos tres: goce, cuerpo, muerte; desplazamiento del sexo por la imposibilidad de la relación sexual y de saber del sexo, es el real fundamental en el parlêtre. En La Tercera esos tres pasan a denominarse vida, cuerpo, muerte y constituyen los agujeros reales. Lo que ex siste se soporta de lo que hace agujero en los registros real, imaginario y simbólico. Estos tres pueden, al modo contingente irrumpir y conmover el único modo que los hablantes tenemos de saber sobre el sexo, esto es el falo y la castración.
El duelo, la contingencia de la irrupción de un real como pérdida de la existencia, muestra el agujero de lo real de la muerte. Lacan, en el Seminario 6 plantea: “En otros términos, el duelo, que es una pérdida verdadera, intolerable para el ser humano le provoca un agujero en lo real.
La relación que está en juego es la inversa de la que promuevo ante ustedes bajo el nombre Verwerfung , cuando los digo que lo que es rechazado en lo simbólico reaparece en lo real. Tanto esta fórmula como su inversa deben tomarse en sentido literal. La dimensión intolerable, en sentido estricto, que se presenta a la experiencia humana no es la experiencia de nuestra propia muerte, que nadie tiene, si no la de la muerte del otro, cuando es para nosotros un ser esencial. Semejante perdida constituye una Verwerfung, un agujero, pero en lo real. En virtud de la misma correspondencia que artículo en la Verwerfung, ese agujero resulta mostrar ese lugar donde se proyecta precisamente el significante faltante.
 Aquí se trata del significante esencial de la estructura del Otro, aquel cuya ausencia torna al Otro impotente para darnos nuestra respuesta. Sólo podemos pagar ese significante con nuestra carne y nuestra sangre. Es esencialmente el falo bajo el velo….
El trabajo de duelo se presenta ante todo como una satisfacción dada al desorden que se produce en virtud de la insuficiencia de todos los elementos significantes para afrontar el agujero creado en la existencia hay una absoluta puesta en juego de todo el sistema significante en torno al menor de los duelos”[17]
Estamos frente a un agujero, abismados ante el vacío.
Hoy, en el real contingente que irrumpe, además del agujero en lo real de la muerte, de la pérdida, hay otro real, otro agujero, el del cuerpo.
Lacan plantea en La TerceraLa angustia es precisamente algo que se sitúa en nuestro cuerpo en otra parte, es el sentimiento que surge de esa sospecha que nos embarga de que nos reducimos a nuestro cuerpo". Es claro que no es el cuerpo del narcisismo, porque allí la respuesta del sujeto no es de angustia sino de júbilo, para cuando ese cuerpo es objeto preciado, sostenido en una imagen fálica, falo que falta a la madre. Imagen de unidad solo posible por la intervención de Otro.  
La angustia de quedar reducidos a nuestro cuerpo no es la que aparece respecto del deseo del Otro, tampoco la angustia que afecta el cuerpo, sino el cuerpo como causa de angustia cuando se rompe el espejo de la identificación y se fractura la unidad. En el Seminario RSI Lacan plantea “¿Qué es la angustia?, es lo que del interior del cuerpo ex-siste cuando algo lo despierta, lo atormenta”. La extranjeridad de lo interno dado vuelta, agujero constitutivo del cuerpo, esencia ausente, cuerpo incorporal, insustancial, pulsional sin montaje, primer cuerpo en el armado de lo construcción del cuerpo, del que nada sabemos[18]
Instantes de ver la pérdida de la realidad, del fantasma que la sostiene, de las coordenadas simbólicas del tiempo y del espacio previos. Con un cuerpo al que se le requiere parar el movimiento, distanciarse de otros cuerpos, detener su marcha y su contacto,  hoy fuente de peligro de contagio y de enfermedad. Riesgo de enfermedad y de muerte del cuerpo.
Otro agujero, el de la vida, lo vívido de la vida “juntura más íntima del sentimiento de la vida”,  sólo si el falo funciona como baliza para producir el sentimiento de la vida en el sujeto. Frente a los agujeros de lo real y a la contingencia traumática se produce el impasse del falo y la castración.  En lo real anterior a la ley quedan suspendidos los recursos simbólicos.
Lo real traumático, como se viene desarrollando, tendrá en la angustia “su síntoma tipo de todo acontecimiento de lo real”,[19] pudiendo ser vivido como confusión, tristeza, desorden, extrañamiento, sensación de muerte, perplejidad, pérdida de sentido. Los desbordes, el acting out, el pasaje al acto, la angustia con pérdida de referencia al yo y a la castración como señal, pueden ser los efectos de esa irrupción de lo real contingente.

Instante de escuchar La clínica de este instante

Me formulaba en este tiempo una pregunta cuya respuesta me orientó para servirme de los medios posibles actuales, ante la sustracción de los cuerpos en el dispositivo analítico: “¿qué podemos hacer los analistas en este momento para que el tiempo subjetivo permita, con la irrupción de este real, que la contingencia de un acontecimiento de cuerpo se disponga a saberse por los equívocos de la palabra que implica un análisis?
Lo posible, en principio, es sostener el lazo social interrumpido. Los psicoanalistas respondemos con el Discurso del analista para hacer posible el lazo y luego, en actuales circunstancias, servirnos de la conexión en tanto dimensión temporal.”[20]
Habiendo dado la posibilidad de dar continuidad a los análisis en forma remota, la mayoría de mis analizandos se plegó a la propuesta de trabajo telefónico.
Escucho en las sesiones un decir que se reitera con expresiones distintas “estoy desacomodada”, “esto se siente muy extraño” “es tan raro todo esto” “me siento bien, no estoy mal, pero todo es tan incierto 
Expresiones que dan cuenta que aquello que estabiliza la realidad por la vía del fantasma, de las identificaciones y las coordenadas simbólicas, están conmovidas.  Se escucha una pérdida de esa realidad y este presente nos confronta con lo imprevisto, desde ese lugar cada uno responde con los recursos con los que cuenta, con lo que quiere y puede.
Hay quienes plantean no sentirse solos, menos solos que antes, “no sé si es porque ahora están todos solos, pero estoy bien”. En un ir y venir, una analizante con muchas dificultades en la relación con el Otro, no pudiendo estar sola pero tampoco acompañada, fluctuando entre una posición crítica señalando faltas en el Otro y cuando no encuentra lugar en el Otro, vira a una queja reivindicatoria, la soledad constituye un tema recurrente.
¿Que permitió alguna tranquilidad? El aislamiento es una medida que viene del Otro y que excluye al otro, la soledad en cambio es la posibilidad de separación, confronta con la falta propia.  En el texto “La capacidad para estar a solas”, Winnicott la define a ésta, como “uno de los signos más importantes de madurez dentro del desarrollo emocional”. El autor sostiene que el desarrollo de esta capacidad permite estar con uno mismo. Tal vez el aislamiento obligatorio es lo que a algunos les permita eludir la soledad.

En otro análisis una mujer recientemente mudada a una casa que reforma a medida de su gusto, posibilitado por la libertad que le da la pareja, con la que también recientemente y después de varias idas y vueltas contraen matrimonio, está abocada a su trabajo que desarrolla en el estudio de la casa. “No sé me da culpa…. sentirme tan bien… no sé cómo están (otros) en este tiempo.”  Claramente viene en un proceso de realización de sus deseos, actos que la han dejado ubicada en lugares buscados y encontrados; no había aparecido algo del orden de la culpa hasta este momento donde el aislamiento, lejos de ser una dificultad, le posibilita darse el tiempo para un trabajo postergado. ¿Por qué el Otro del aislamiento juzgaría que transgrede? ¿Estar encausada en su deseo la hace permeable a la culpa de creer que el aislamiento esta puesto al servicio del castigo o sufrimiento?

Aparece en otro analizante una asociación a un momento particular, significativo de su historia vinculada a un exilio. Cierta evocación es nombrada como un paréntesis en su vida, el tiempo previo al exilio donde estaba como en un limbo. Algo de tiempo entre paréntesis permite vislumbrar la ruptura de cadena significante. Reedición de vivencia traumática y esta actualidad es nombrada del mismo modo que aquella otra,  para describir el impasse de lo simbólico. Trauma que deja al descubierto que hay un exilio del Otro simbólico.

Hay otra clínica, la que venimos desarrollando con algunos de los integrantes de la Comunidad de analistas de Nodo, siendo parte de la oferta de un Servicio del Colegio de psicólogos. Movidos por la ética del psicoanálisis y la del deseo del analista al servicio de las condiciones de un tiempo traumático y de crisis sanitaria, decidimos ser parte de este momento histórico, ofreciendo dar la palabra a los sujetos ante este real.
A diferencia de la dirección de los análisis, que permiten la lectura de este momento en la trama del proceso de cada analizante, la clínica de esta demanda, en su novedad, requería como psicoanalista estar situada en el instante de escuchar; con silenciamiento de juicios y saberes a priori. Para todos, este es un suceso sin precedentes con desconocimiento de los efectos de este real.
Solo nos venimos sirviendo de un lugar de escucha y… con otros, como modo de autorizarnos. Lo colectivo como modo supletorio a un real general que irrumpe desarticulando un saber previo, ante lo cual nos propusimos acompañarnos para una construcción a posteriori de lo que ocurriera en la entrevista, en ella recogeríamos la urgencia subjetiva de cada quien, en este momento.
Venimos compartiendo el supuesto de que el fenómeno de carácter global es una irrupción de lo real, pero produce efectos diferentes en cada sujeto.
Desconocíamos si podía acuciar el virus y la pandemia o las medidas de vigilancia epidemiológica.  ¿Que podría ser más traumático para un sujeto, la amenaza de un virus, la enfermedad, la muerte o la imposición de parar como medida del control de los contagios?

Se escucha en la consulta de alguien muy angustiado abundar en prefijos.  Alguien cuya defensa venía siendo la anticipación como modo de preparación: preocupación, previene, presupuesto, previa. Lo actual lo toma des- pre venido.  Ubicándose allí que, si lo pre le funciona aun como señal, el des le queda con la anterioridad ...más carente de trabajo psíquico. La urgencia aparece en lo desprevenido y el sujeto queda atrapado en el apronte, para diferenciarlo del movimiento acorde a fines para el presente. Dice Freud “O bien el desarrollo de angustia, la repetición de la antigua vivencia traumática, se limita a una señal, y entonces la restante reacción puede adaptarse a la nueva situación de peligro, desembocar en la huida o en acciones destinadas a ponerse a salvo, o bien lo antiguo prevalece, toda la reacción se agota en el desarrollo de angustia, y entonces el estado afectivo resultará paralizante y desacorde con el fin para el presente”[21]

En otra situación, la aparición de una angustia el día anterior de llevar a cabo la consulta, se le hace insoportable la presencia de su suegra. Conviviente no elegida, sino más bien impuesta por Otro y circunstancias que obligan a permanencia por el aislamiento. Refiere "estaría todo bien si no estuviera… ", pese a que su relato está poblado de situaciones sin tramitación.
La angustia puede sobrevenir en el encuentro obligado con el Otro. El aislamiento impide la distancia necesaria al tener que soportar, en un espacio que se vuelve reducido. La mirada y la voz del Otro se puede sentir tan encima como para provocar angustia. Sin posibilidad de separación del Otro, “la falta de la falta”, hace propicio el sintagma para dar cuenta de esta otra forma de la angustia.
O la aparición, de angustia en una mujer mayor, vinculada a la imposibilidad de salir. Cuando su vida antes de la pandemia la encontraba muy activa haciendo cosas para el Otro, el impedimento de salir y no poder ofrecerle algo al Otro, permite ubicar que la angustia también puede hacer su aparición, no ante la falta propia sino ante la falta en el Otro sin poder suturarla, el sujeto le falta al Otro.

La consulta preocupada de una madre en relación a su hija quien no está bien por tener que permanecer dentro de la casa y no poder salir con motivo del aislamiento. Los hijos más chicos están bien, su marido sale por el trabajo y ella está cómoda en esta situación. Solicita asesoramiento para ayudar a su hija, ésta no sabe de la consulta. Considera que para una adolescente no estar con sus amigos es motivo para estar mal, sin embargo, lo que la impulsa a la consulta es la situación del día anterior. Siendo que su hija habla todo con ella, tiene un episodio de desborde de llanto y se retira a su habitación cerrando la puerta, negándose a hablar como lo hacen habitualmente.
 La salida no requiere de un afuera, el adentro puede ser una salida,  si se habilita la distancia que en este tiempo se necesita. La presencia permanente con el otro sin la posibilidad de separación puede producir angustia. Elegir hablar no es lo mismo que estar obligado a hacerlo o permitir el desborde,  sin que eso genere la alarma de un malestar. Tal vez no se trate de tener qué hacer, sino más bien habilitar que el otro encuentre un modo de soportar este momento. 

Alguien que consulta cuando, recientemente intervenida quirúrgicamente, se presenta muy angustiada por el movimiento de los familiares y la circulación en la casa,  con falta de medidas de higiene preventivas. Se presenta habiendo ocupado un lugar de cuidado de los otros y la pretensión de modificar esa posición,  por creer que ese lugar ocasionó la enfermedad.  Plantea temor al contagio y requiere que todos se cuiden para cuidarla. Si no se cuidan la ponen en riesgo, no puede cuidarse ella sin dejar de hacerlo con los otros.  La dependencia al Otro en estas circunstancias donde se requiere del Otro para cuidarnos, muestra que si bien este estado es colectivo y requerimos que el otro se cuide para cuidarnos (nos aislamos o distanciamos, usamos tapabocas para cuidar al otro), esa vulnerabilidad del estado previo, como consecuencia adjudicada al daño que ocasiona una posición, exacerba ese requerimiento.   

Una joven angustiada refiere insomnio, ahogo, puntadas en el corazón; manifiesta padecer el encierro, no poder hacer cosas que quiere… como hace ya tiempo, antes, cuando una relación con una pareja violenta se lo impedían. Antes dejó de hacer por su pareja…. ahora porque Otro se lo impide. El impedimento es por Otro, entonces, ¿el impedimento es por el aislamiento o una detención vinculado a una posición que se pone de manifiesto en estas circunstancias actuales?

Consulta una madre por su hija preadolescente, quien había tenido una crisis con golpes, llantos, gritos. Queda asociado el episodio a la muerte de un abuelo,  quien fallece a fines del año pasado, sin ninguna manifestación de afectación en ese momento. Agregado a ello, la finalización de la escuela primaria y un paso a la secundaria donde por sorteo se le adjudica un turno contrario al de sus amigas.  Refiere no haberse podido despedir de su abuelo, eso la hace sentir avergonzada y arrepentida de no haberse despedido. ¿Por qué en este momento la crisis?
Sucesión de pérdidas, ausencia de otros sin despedida. No despedirse ¿pudo haber sido un modo de negación o renegación de la muerte?. El azar produce otra pérdida y lo actual, pérdida también de un cotidiano. Pero además hay una detención obligada, ¿se trata de la sumatoria de pérdidas o la detención es lo que posibilita el movimiento de encuentro con el agujero real de la muerte?
Si la pérdida como agujero en lo real moviliza la singular relación con la castración, ¿qué avergüenza?, ¿la castración como falta del Otro? o ¿la del sujeto ante una cierta cobardía moral?


Tiempo de comprender lo visto y oído

 Sobre el inicio del año nos planteábamos, ¿a qué hacemos referencia cuando hablamos de malestares contemporáneos, “presentaciones actuales” o “nuevas formas de presentación clínica?; ¿cuáles son esas nuevas formas del padecimiento subjetivo en las demandas actuales de tratamiento?.
Si se trata acaso de síntomas sociales, ¿por qué el psicoanálisis estaría implicado o interpelado por lo social de su época?; ¿de qué modo?.
Citábamos a Jacques Lacan quien en Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, decía: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico? Que conozca bien la espira a la que su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes
Ubicábamos que lo que acontece al parletre es asunto de un psicoanalista.
El del analista es un discurso, un lazo social decimos con Lacan, entramado de otros tipos de discursos o lazos sociales.
Los cambios de época a nivel de sus modos de organización social, económica, política y jurídica; la ciencia y sus prácticas, son condiciones de posibilidad de cierto tipo de subjetividades contemporáneas, caracterizadas por muchos autores por la depresión, el individualismo y el nihilismo.
Sin confundir la subjetividad con el sujeto dividido del psicoanálisis, cuya responsabilidad no le queda diluida en lo social, las condiciones actuales son producidas por lo que desde el psicoanálisis es leído como efecto, entre otros, del discurso capitalista.
Desde esta perspectiva surgía la cuestión sobre la vigencia y suficiencia de los conceptos psicoanalíticos, así como el tipo de intervenciones y posiciones del analista para leer la problemática y, sobre todo, para lo que le es específico, interpretarla.
 De la aceleración como marca de época, el empuje a no detenerse, afín a los intereses capitalistas de hiperproductividad, el sujeto no ha quedado al margen de ese condicionamiento que empuja hacia la pulsión de muerte. Producir y consumir mandamiento superyoico a gozar como imperativo, que Lacan supo ubicar en “…la plusvalía, es la causa del deseo del cual una economía hace su principio el de la producción extensiva, por consiguiente, insaciable, de la falta-de-gozar. Por una parte se acumula para acrecentar los medios de esta producción a título de capital. Por otra extiende el consumo sin la cual esta producción sería vana, justamente por su inepcia a procurar un goce con que ella pueda retardarse[22]. El concepto de plus de gozar es tomado de la noción de plusvalía en Marx, en un intento de ubicar la codicia insaciable.
En esta época asistimos, junto a una clínica característica de estructuras  tradicionales, otras de presentaciones diversas, sin balizas identificatorias imaginarias ni simbólicas, con dificultades corporales y en la sexuación;  oscilantes entre la angustia y la inhibición, ataques de pánico, aburrimiento y abulias. Entre la alienación y la separación del Otro, un abanico de posiciones entre narcisistas, reivindicativas, en repeticiones de la vertiente de la compulsión, adicciones, anorexias y bulimias. Sin los diques pulsionales del asco, la vergüenza, la moral (la bonomia y lo bello), el goce se entroniza.
Durante este tiempo a las presentaciones más tradicionales y a las actuales, nuestro deseo de analistas, el que nos responsabiliza de estar a la altura de la época, nos ha ubicado en la función para alojar el padecimiento del sujeto dividido. Le hemos dado la palabra, nos hemos servido de los significantes con las que el sujeto se representa ante Otro. Hemos subjetivado y nos hemos dirigido hacia aquellos significantes que han traumatizado, que han marcado el cuerpo.
Nos hemos servido de los objetos despejando los del consumo, para ubicar aquellos más aptos para la singularidad de cada goce y hacerlo condescender al deseo. Hemos cifrado y descifrado el inconsciente que se manifiesta aún. Nos hemos orientado hacia la vivificación, acotando la pulsión de muerte y restituyendo el goce de la vida.   
La experiencia analítica que siempre es uno por uno, permite saber del goce, de lo que no anda de cada quien, para darle un tratamiento posible en la invención de nuevos lazos.
Nos hemos regido por una ética de las consecuencias, orientados por Lacan y Freud, sobre la equivalencia de las palabras y los actos; no podemos desentendernos de sus efectos, y  debemos por ello, hacernos responsables.
La pandemia y lo real actual resitúan la posición de lectura, porque de lo actual nada podemos saber todavía. 
Íbamos hacia lo real, hoy podemos ubicar que lo real vino al encuentro. Si la dirección era del significante a lo real, hoy estamos tratando de encontrar significantes para bordear este real.


Momento de concluir

Un real sin aviso nos tiene sumergidos en una catástrofe sin sentido. En un más allá del principio de placer, abismados en los agujeros de lo real que se abren por doquier. No alcanza aun la maquinaria simbólica, ni sus referencias para poder concluir.
Mientras tanto, perspectivas más utópicas o distópicas preanuncian sociedades a las que nos dirigimos. No sabemos aún si otro orden sucederá al anterior o continuará profundizándose el que habitábamos.
 Sabemos que lo real actual nos permite, como analistas, operar por la vía de la palabra con este síntoma tipo. Sin embargo, las medidas de aislamiento o distanciamiento social, impiden poner el cuerpo en el dispositivo analítico y se adoptan formas remotas, llevando a cabo tele-sesiones o análisis online que vienen siendo motivo de reservas críticas.
Algunos analistas han planteado que solo haciendo salvedades y diferenciando entre análisis en curso o recientemente iniciados, y caso por caso, el analista podrá operar con la técnica.  Si bien la mayoría coincide que la modalidad remota nos permite sostener de manera virtual la voz y la mirada, ello no es suficiente para ubicar el cuerpo necesario en un análisis.  Así, el cuerpo interesado en el análisis, cuando Lacan incorpora al parlêtre y al Otro que es cuerpo, se diferencia del  cuerpo del significante y del de la imagen.  El cuerpo que falta a la sesión es el que adquiere su peso por la vía de la mirada.
Se impone la necesidad del debate. Analistas que plantean que si se adopta esta modalidad virtual para el análisis, no se tratará ya de análisis puro sino aplicado a la psicoterapia. La orientación a lo real y al cuerpo como real, hará la diferencia a tener en cuenta cuando se adopte la forma remota en análisis, puesto que no es lo mismo la vertiente del sujeto del significante que la del parletre.
También se amplía el debate respecto de la presencia del analista. Si dicha presencia se ciñe a la concepción de manifestación del inconsciente y, en ese sentido, se dirige al sujeto del inconsciente por la vertiente del significante, no es igual a un inconsciente real, donde se requiere en la cura la presencia del deseo del analista, con un cuerpo que no solo interprete hablando, callando, escandiendo, riendo; sino también, levantándose, rozando con la mano una mejilla o arrebatándole el dinero a un analizante en la maniobra de pago.
María E. Novotny advierte el riesgo de la suplencia de los aparatos técnicos en prescindencia del cuerpo en análisis, cita a Miller “Se entiende que el Un-cuerpo es lo que el ser humano tiene que traer en análisis […] si la palabra fuese lo único implicado en un análisis, no se entendería porque el Teléfono o Internet NO SON medios adecuados. (Miller, El ultimísimo Lacan, pág. 108).”
Plantea que el porvenir del psicoanálisis está en juego “si el parlêtre, en corto tiempo, se encontrara al servicio de la técnica, invirtiendo en ella. Si lo pensamos a la inversa, el cuerpo y su goce en la trasferencia no pueden servirse de la técnica. No se puede servir a dos amos a la vez. Para salvar la vida, perder la razón de vivir.” [23]
Me sirvo, junto a otros que ya lo vienen haciendo, de algunas coordenadas de La Tercera para orientarme. Precisamente en este momento, además de utilizarlo, se me torna imprescindible la lectura de Lacan respecto del porvenir en psicoanálisis.
“¿es el psicoanálisis un síntoma? Llamo síntoma a lo que viene de lo real...
El sentido del síntoma no es aquél con el que se lo nutre para su proliferación o extinción, el sentido del síntoma es lo real, lo real en la medida en que se pone en cruz para impedir que las cosas marchen en el sentido en que ellas dan cuenta de sí mismas de manera satisfactoria -satisfactoria por lo menos para el amo…
……El sentido del síntoma depende del porvenir de lo real, o sea, como lo dije en la conferencia de prensa, del éxito del psicoanálisis. Lo que se le pide es que nos libere de lo real y del síntoma.  ….
Pero si el psicoanálisis tiene éxito, se extinguirá por ser sólo un síntoma olvidado. Por consiguiente, todo depende de si lo real insiste. Para ello, es necesario que el psicoanálisis fracase….. Tal vez sea mi mensaje en forma invertida. Tal vez yo también me precipite. Es la función de la prisa que he valorizado para ustedes.
Lo curioso en todo esto, es que en los próximos años el discurso del analista dependa de lo real, y no lo contrario. El advenimiento de lo real no depende para nada del analista. su misión, la del analista es hacerle la contra. Al fin y al cabo, lo real muy bien encabritarse desbocarse, sobre todo desde que tiene el apoyo del discurso científico.
….El asunto se pone gracioso tan sólo cuando los propios científicos son presa….. de una angustia; esto sí que es instructivo. A fin de cuentas, es el síntoma tipo de todo acontecimiento de lo real.  Y cuando los biólogos, para nombrar esos científicos se imponen el embargo de un tratamiento de laboratorio de las bacterias so pretexto de qué se hacen unas demasiado duras y demasiado fuertes, podrían muy bien colarse por debajo de la puerta y barrer cuando menos con toda la experiencia sexuada, barriendo al ser habla, es de veras algo sumamente curioso”.
Lacan ubica la ciencia en la juntura de lo imaginario y lo real, ahí donde se ubica el goce del Otro sin barrar y plantea En lo tocante del goce del Otro, hay una sola manera de colmarlo y es el campo propiamente dicho en que nace la ciencia… pero ¿que nos procura la ciencia a fin de cuentas? Algo para distraer el hambre en lugar de lo que nos falta en la relación, la relación de conocimiento, como decía antes. Nos procura algo en su lugar algo que, para la mayoría de la gente, en particular todos los aquí presentes, se reduce a gadgets… Entonces la vuelta se cierra sobre lo que acabo de decir hace un rato: el porvenir del psicoanálisis es algo que depende de lo que advendrá de ese real, a saber, depende por ejemplo de que los gadgets verdaderamente se nos impongan de que verdaderamente lleguemos nosotros mismos a estar animados por los gadgets" [24]

Se lee allí el reparo que algunos analistas plantean a la hora del uso de la técnica.
Si bien nuestra realidad se constituye por lo virtual, hoy lo digital y la inteligencia artificial no se limitan a ello, también afectan lo real de nuestro cuerpo.
El porvenir del psicoanálisis pudiera no estar ligado solo a lo que la ciencia obture, sino a los psicoanalistas.  
Mientras tanto podemos ubicar que en ese mismo sitio del  (JA), Goce del Otro, en cuanto para sexuado, goce para el hombre de la mujer supuesta, y a la inversa, para la mujer, que no tenemos que suponer puesto que la mujer no existe, pero para una mujer, en cambio, goce del hombre quien, él, es todo, desgraciadamente, es incluso todo goce fálico. Este goce del Otro, para-sexuado, no existe, más aún, no podría, le sería imposible existir si no mediara la palabra, la palabra de amor en particular[25]
No hay goce del Otro porque hay ausencia de relación sexual, el amor que podría hacerla existir es la que le está dirigido al padre, hay relación padre e hijo y hay relación “un discurso que suelda el analizante ¿con qué? suelda con la pareja analizante analista”.[26]
Pienso que el psicoanalista solo puede concebirse como un sinthome. El psicoanálisis no es un sinthome, si el psicoanalista[27]
Noción heredera de la presencia del analista del Seminario 11:” sería un error reducir (…la presencia del analista) a esa especie de sermoneo lacrimoso, esa ampulosidad serosa, esa caricia algo pegajosa… la propia presencia del analista es una manifestación del inconsciente".
En el Seminario 24 Lacan sostiene que hace falta un redoblamiento como condición para que el análisis mantenga su estatuto: "Yo sé que él sabe que yo sé que él sabe".
El analista privado de goce, regido por el deseo del analista, por la transferencia y el saber en juego, se ofrece allí donde la conmoción de lo real hace intrusión.
Más allá del empuje a la producción que el mercado no resigna por mucha pandemia, a juzgar por la barra que hoy atraviesa a la ciencia, impresiona que habrá de lo real para rato y los analistas tendremos síntoma tipo de ese acontecimiento, esperando estar “formado, es decir haber visto cómo se completa el síntoma[28].












[1] “Ahora bien, hicimos mención al hablar de physis aristotélica que ella remite a las causas. ¿A qué causa hace referencia Lacan? Cuando Lacan habla de causa, habla de verdad, y de efectos. Hay verdad en las cuatro causas: la verdad formal, la eficiente, el material, y la final. Hay verdad en la tyché y en el automaton. Es en relación a las causas que Lacan diferencia las del psicoanálisis, de las de la ciencia. Aún al hablar de la ciencia moderna toma las causas aristotélicas para decir sobre la causa.
Respecto de la ciencia dirá que ella se ocupa de una verdad formal y de una verdad final, dejando del lado del psicoanálisis las demás causas. La ciencia no quiere saber de la verdad más que de un modo formal, y deja la verdad final a cargo de Dios como garantía última, un Dios que no engaña.   
Para el psicoanálisis ese saber que porta la verdad no es un saber sabido, ya que de la verdad el sujeto no sabe. No es la verdad lógica, no se trata de la verdad formal. Es la verdad que deviene de su propia causa.  El sujeto no sabe de la causa porque el sujeto del inconsciente es causado.” Monica Rossi,” Acerca de la causalidad” del sujeto, en Galantini, Kaplan, Rossi. Al pie de la letra 1 Referencias al escrito De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis de Jacques Lacan. La Plata, Edulp, 2.009

[2] Lacan J. Hablo a las paredes (1971-72), Paidós, Buenos Aires, 2012
[3] El Grupo de Asesores Estratégicos de Expertos (SAGE) sobre inmunización fue establecido por el Director General de la Organización Mundial de la Salud en 1999 para proporcionar orientación sobre el trabajo de la OMS. SAGE es el principal grupo asesor de la OMS para vacunas e inmunización.
[7] Aristóteles, Metafisica 1028 a 10
[8] Lacan J. La Tercera. Intervenciones y Textos 2. Argentina: Ed. Manantial, 2007
[9] Cf. La Tercera pág. 81 a 83
[10] Op Cit pag 105
[11] Formalización, matematización topológica del psicoanálisis de la que Lacan se sirve para dar cuenta de la experiencia del psicoanálisis.
[12] Lacan J. El Seminario 23 El sinthome Bs As. Paidos. 2008, clase 13/4/76
[13] Lacan J. Seminario 24 "L’insu…" Inédito clase 19/4/77

[14]Cf. Schejtman F.  Ensayos de clínica psicoanalítica nodal, “Del enjambre de Unos a la letra del síntoma” Bs As. Gramma 2013
[15] Lacan J. Seminario 12 "Problemas cruciales para el Psicoanálisis" Inédito
[16] Lacan J. Seminario 21"Les non dupe…", 12/3/74   
[17]  J Lacan El Seminario 6 El deseo y su interpretación. Bs As. Paidos. 2014 pág 371
[18] Cf. Rossi, Monica, “El cuerpo en la posición sexuada. Los alcances de la identificación”. Contornos Los alcances de la identificación. Publifadecs. Gral  Roca. R.N.2019
[19] Lacan J La Tercera Pag 87
[21] Sigmund Freud: “32ª conferencia. Angustia y vida pulsional”, en Obras Completas, Volumen XXII, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2006, p. 76.

[22] J Lacan Radiofonia Otros escritos. Bs As Paidos.2012
[24] Lacan J. La Tercera pag 107
[25] Lacan J La Tercera pag 105
[26] Lacan J La Tercera pag 87
[28] Lacan J Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines. Estas conferencias y charlas, que tuvieron lugar en Yale University, Kanzer Seminar el 24 de Noviembre de 1975