Antes del instante
No podríamos haber anticipado que Discursos de época ◊ discurso del analista, que es para Nodo el tema eje del 2020, iba a tener este real actual ni que iba a obligar a situar época dentro de esta actualidad. Hasta ayer, contábamos con coordenadas de época y ubicábamos como referencia una Conferencia dictada por Jacques Lacan en la Universidad de Milán el 12 de mayo de 1972: "Del discurso psicoanalítico", cuando introduce el discurso capitalista producto de la incidencia de la ciencia en el discurso amo; afectando con el trueque del S1 por el $, las condiciones del sujeto dividido desamarrado de anclajes.
La ciencia deja de lado cualquier verdad que no sea formal, [1]forcluye al sujeto y rechaza cualquier imposible real. Época, habremos dicho, signada por al cenit del objeto a, el Otro que no existe, la declinación del Nombre del padre y una configuración de goces que hace de la época un modo particular de presentación en la consulta a un analista. Agregaríamos que las satisfacciones narcisistas se llevan bien con los intereses liberales del capitalismo.
La ciencia deja de lado cualquier verdad que no sea formal, [1]forcluye al sujeto y rechaza cualquier imposible real. Época, habremos dicho, signada por al cenit del objeto a, el Otro que no existe, la declinación del Nombre del padre y una configuración de goces que hace de la época un modo particular de presentación en la consulta a un analista. Agregaríamos que las satisfacciones narcisistas se llevan bien con los intereses liberales del capitalismo.
La
época a la que hacíamos referencia decía con Lacan que el discurso capitalista rechaza la castración y "Todo
orden, todo discurso, que se emparente con el capitalismo deja de lado, amigos
míos, lo que llamaremos simplemente las cosas del amor" [2].
Habremos
vivido dentro de un paradigma tecnocientífico capitalista global.
En
la alianza de la ciencia y su rechazo de lo real
como imposible y, los de una economía al servicio del consumo, asistíamos a
un tiempo vertiginoso, de movimiento y aceleración de procesos ; con cambios climáticos, con una sistemática destrucción de la
naturaleza, contaminación del suelo, de las aguas, de los mares, deforestación
comercial de grandes áreas, en algunos casos para el cultivo con uso de
agrotóxicos, cría industrial de animales; intervenidos todos los escalones de
la cadena del sistema agroalimentario industrial. Dicha intervención ha tenido
impacto en el ambiente y consecuencias en la salud y en los cuerpos, que han
ido mutando al compás de los desarrollos biotecnológicos. A lo anterior
debiéramos añadir la incidencia de la técnica en el desarrollo digital,
caracterizada por su multidireccionalidad con varios emisores y receptores; su
agilidad: el envío de mensajes de forma instantánea gracias a la conexión a
Internet; diversificación en la presentación de contenidos, texto con imágenes
o texto con videos, solo texto. La
ubicuidad digital nos ha permitido, dispositivos mediante, estar en cualquier
lado y en cualquier momento; teniendo
conexión a Internet podemos conocer la información de lo que acontece en el
extremo opuesto del mundo y en todo momento.
A
la época descripta, planteada con cierta generalización, dada la actual
globalización, y a riesgo de reducciones de todas las diferencias, debemos
contemplar no sólo las singularidades subjetivas, sino las disparidades
geopolíticas de capitalismos y tecnociencias en países y regiones
desarrolladas, de las subdesarrolladas o en vías de desarrollo. El capitalismo
nunca ha sido el mismo en países centrales que en periféricos.
Instante de
ver
Un
virus microscópico Covid-19 en su nueva cepa SARS-CoV-2, se despliega
progresiva y exponencialmente por el mundo, se lo nombra coronavirus.
Se
dice que el virus no es un bicho, no es un ser vivo, es una molécula de ARN,
tiene una sola cadena de aminoácidos, no tiene carga genética. Sólo las
moléculas de ADN tienen doble cadena y carga genética que se trasmite de generación
en generación. El coronavirus parasita, se instala en un huésped y se activa
con la energía celular del huésped; clona el sistema de transporte y produce
una transmisión horizontal.
El
Covid-19 invade un huésped, parasita sus células y conduce a una sintomatología
similar a la de una gripe producida por el género de virus Influenza: fiebre,
dolor de garganta, tos, dolores articulares, neumonía, anosmia, disgeusia , y
sigue la lista a medida que más se propaga y más se des conocen sus efectos.
Sin embargo, también puede transcurrir asintomático.
El
Coronavirus contagia haciendo caso omiso a clases sociales, etnias, culturas,
género, climas, edades. En un pequeño porcentaje puede complicarse y en
uno, menor aún, producir la muerte. Sin
embargo, saturados los sistemas de salud de los países, parece tener la
potencialidad de matar a miles de personas, sobre todo a los grupos denominados
“de riesgo”. Dicho grupo no lo integran solo edad, mayores de 60 años y
enfermedades previas; a esas condiciones se le suman las poblaciones hacinadas
en instituciones carcelarias, geriátricos, manicomios y villas de emergencia;
habitats marginales todos. El virus, sin
saberlo, es mayormente virulento y letal
en algunos grupos poblacionales. Parece develar y evidenciar a su paso las
desigualdades económicas y las segregaciones sociales.
Los
científicos dicen que no saben, desconocen aún el modo de transmisión
especifico, están aprendiendo. No hay tratamiento, no hay vacuna y la única
posibilidad de control se establece con formas practicadas en el medioevo,
ahora con el agregado de cálculos de riesgo.
Neil Ferguson y su equipo del Imperial College of London, forman parte
del grupo de científicos (Scientific Advisory Group of Experts )[3], publican un paper de cálculos.
Las
estrategias para reducir el índice de contagios y de transmisión del virus que
Ferguson postula son de dos tipos: a) “mitigación” que reduce los contagios
(pero no por debajo del índice R=1), y b) “supresión” que busca revertir
fuertemente la expansión de la epidemia (reducción del índice por debajo de
R<1 o:p="">1>
La
“mitigación” es lo que venimos conociendo como “inmunidad de grupo” combina el
aislamiento domiciliario de casos sospechosos no graves, la cuarentena domiciliaria
de los convivientes de casos sospechosos y el distanciamiento social de los
adultos mayores y otros individuos en riesgo; y se deja que la infección haga
su trabajo para que la población adquiera inmunidad, contagiándose, y sólo se
protege a los grupos más vulnerables.
La “supresión” propone distanciamiento social
de toda la población con confinamiento domiciliario y testeo de casos en forma
masiva, porque sin vacunas ni fármacos específicos, cuando se abandonan o
relajan las medidas, el contagio muy probablemente reaparece.
En
forma casi global, a excepción de pocos países que inicialmente prefirieren el
control epidemiológico por la vía de la mitigación, el resto de los países
toman una conducta intermedia entre mitigación y supresión, estableciendo
distanciamiento social de toda la población, suspensión de clases escolares y
universitarias y aislamiento de casos leves en el hogar junto a sus
convivientes. Se mantienen en forma activa las tareas esenciales para el sostén
de la sociedad. Se cierran fronteras, se confina a las personas, se las aísla
para evitar el contacto y detener el virus, ralentizarlo. Se detiene el
movimiento.
Lo
que parecía imposible de detener, el coronavirus lo posibilita, se produce un
parate a escala mundial de la máquina capitalista.
¿Qué dice del virus y de la pandemia el
psicoanálisis?
En
el transcurrir de estos meses, los psicoanalistas nos hemos ido planteando
preguntas respecto del virus, la pandemia y sus resonancias en las nociones que
nos son propias. Se trata de poderlo
cernir con algún significante o es Significante de la falta S(A/) “?, ¿se trata
de un real sin ley?, ¿es ubicable
como objeto a, cagada o mirada, voz o teta que hiende al sujeto y lo disfraza
de desecho?. ¿Es objeto que sin velo fractura el fantasma de la realidad?.
Se
fueron realizado análisis ubicando dos planos, por un lado, el Covid-19 en
tanto virus biológico y por otro el Coronavirus, en tanto “que virus semiótico, es un significante vago y sumamente confuso que se
inserta en nuestras mentes, inoculando en nuestro inconsciente un terror
indeterminado. Este virus, de manera semejante a lo que en informática se
denomina “virus residente”, habita fantasmáticamente en el trasfondo de
nuestros pensamientos, interfiriéndolos y contaminándolos, modulando nuestras
actitudes y nuestros gestos. En la absoluta totalidad de los casos, el
Coronavirus produce una acentuación de las condiciones de control de nuestras
subjetividades, en tanto que no es más que un dispositivo de administración de
la vida.”[4]
Por
su parte Miquel Bassols ha planteado: “Es
cierto, el coronavirus es una cosa, la epidemia otra. El coronavirus es un real
que sigue una ley que la ciencia está intentando descifrar lo más rápido
posible para obtener antivirales y vacunas eficientes. La epidemia nos plantea
un real sin ley, un real inherente al sujeto que vive en el lenguaje”.[5]
“La experiencia de lo real en la que nos
encontramos no es pues tanto la experiencia de la enfermedad misma sino la
experiencia de este tiempo subjetivo que es también un tiempo colectivo,
extrañamente familiar, que sucede sin poder representarse, sin poder nombrarse,
sin poder contabilizarse. Es este real el que le interesa y trata el psicoanálisis.”[6]
Bassols plantea, además, lo real
del espacio en la experiencia del confinamiento, lo real del cuerpo y el de la soledad del ser hablante.
Ese
real que trata el psicoanálisis, al
modo de Aristóteles podemos decir “se
dice de muchas maneras[7]”,
entonces, ¿qué real? ¿imposible
lógico, acontecimiento traumático, objeto a, goce?.
Lacan
en “La Tercera”[8] se
ocupa de dar a saber del real del
psicoanálisis, poniéndolo casualmente en tensión con los discursos, incluso en
contra punto. Dice que el fin del discurso
del amo es que las cosas anden y lo real,
justamente, es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta; más
aún, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar, que lo real siempre vuelve al mismo lugar.
Agrega que ese real es lo imposible
de una modalidad lógica y que a eso ponen mala cara los científicos cuando
suponen que todo es posible. Para alejarlo de toda confusión con la realidad, plantea
que lo real no es el mundo, no se lo
alcanza por la representación y que no es universal[9]
Concibe un real
de la ciencia que no es el del psicoanálisis “¿En qué me baso para escribir en el círculo de lo real la palabra
«vida»? En que indiscutiblemente de la vida, salvo esa vaga expresión que
consiste en enunciar el gozar de la vida, de la vida no sabemos nada más, sino
únicamente lo que la ciencia nos induce, o sea nada hay más real, lo cual
quiere decir más imposible, que imaginar cómo pudo iniciarse esa construcción
química que, con elementos distribuidos en
cualquier cosa y de la manera que queramos clasificarla según las leyes
de la ciencia, presuntamente empezó de repente a construir una molécula de ADN,
esto es algo en lo cual, permítanme decírselos, vemos ya
formarse, muy curiosamente, la primera imagen de un nudo. Si algo debiera
llamarnos la atención, es que hayamos tardado tanto en percatarnos de que algo
en lo real y no cualquier cosa: la vida misma se estructura con un nudo.”[10]
Las
leyes de la ciencia acaban por ubicar la molécula que permite la vida, el ADN, y a Lacan le interesa esa doble cadena en
tanto nudo borromeo[11] y
que la vida se estructure como un nudo. El nudo como real, el goce en ese mismo estatuto, da cuenta de imposibilidad de
escritura. El psicoanálisis sabe de los alcances del significante, que opera
con ese límite lógico ante lo real,
en el punto donde el significante es impotente a la creación y lo real se denuncia como anterioridad
ontológica.
En
el Seminario 23, El sinthome, dice Lacan, “Observen
al pasar que en la creación llamada divina, divina no solamente en cuanto que
se refiere a la nominación, la bacteria no es nombrada, y que tampoco es
nombrada cuando Dios, mofándose del hombre, del hombre supuesto original, le
propone que comience por decir el nombre de cada bicho.”
Mucho antes en De una
cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, dijo: “Pues ciertamente los surcos que abre el
significante en el mundo real van a buscar para ensancharlas las hiancias que
le ofrece como ente”
Y
en La significación del falo, Lacan plantea: “Inversamente, es el descubrimiento de Freud el que da a la oposición
del significante y el significado el alcance efectivo en que conviene
entenderlo: a saber, que el significante tiene función activa en la
determinación de los efectos en que lo significable aparece como sufriendo su
marca, convirtiéndose por medio de esa pasión en el significado.”
No
todo es significable, no es posible el sentido cuando estamos en el terreno de
lo real.
Sin
embargo, el parlêtre en general y el
neurótico en particular no se resignan fácilmente a la imposibilidad, intentarán
tratarla como impotencia, la negarán o tratarán de dar sentido a lo que le
pasa, tratarán de transformar lo contingente en necesario para evitar la
angustia.
Hoy
asistimos a la irrupción de un real,
por eso no tiene nombre ni sentido. Sin embargo, intentaremos situar si se
trata de lo imposible o de lo contingente.
Podríamos
ubicar en las figuras de lo necesario y lo posible, aquello que puede ser
solidario con simbólico en la vertiente de la letra y la escritura; y en lo imposible y lo contingente, lo que no puede ser simbólico.
Lo
real tiene dos formas, la insistencia
o la irrupción, o sea lo imposible y lo contingente; ellas comprometen la
subjetividad de manera diferente. Lo real
que insiste es del orden de lo Imposible, insiste en no escribirse. Es, en
tanto insistencia, lo que vuelve al mismo lugar. Este modo es esencial a la
estructura del parlêtre.
Dice
Lacan "Yo hablo de lo Real como lo
imposible, en la medida en que creo que lo Real es sin ley. Lo real no tiene
orden"[12].
Lacan también nos hace observar que no hay “…más
que el aprendizaje que el sujeto ha sufrido de una lengua entre otras”[13]. Lo
real es lo imposible de escribir, o
sea no cesa de no escribirse. Ubicaremos del lado de lo imposible, el Uno del
enjambre, el que se repite, el que produce al sujeto, ese que deviene letra del
síntoma, que produce fijación de un goce que lalengua introduce traumáticamente
en la economía corporal. [14]
Pero
tenemos también “lo contingente es de lo
Real”[15]
Lo
real que irrumpe, lo contingente a la
manera de lo traumático y que no se trata del acontecimiento en sí mismo, sino
la reacción del sujeto frente a ello.
“Es que fuera de esos términos,
aquellos con que se hacen los tres, los tres de lo Real, en tanto que lo Real
mismo es tres, a saber: el goce, el cuerpo, la muerte, en la medida en que
están anudados, anudados solamente, desde luego, por esa impasse inverificable
del sexo, aquí se vehiculiza el alcance de ese discurso recién llegado del que
no es poca cosa que algo lo haya necesitado, el discurso analítico”[16]
Estos
tres: goce, cuerpo, muerte; desplazamiento del sexo por la imposibilidad de la
relación sexual y de saber del sexo, es el real
fundamental en el parlêtre. En La Tercera esos tres pasan a
denominarse vida, cuerpo, muerte y constituyen los agujeros reales. Lo que ex
siste se soporta de lo que hace agujero en los registros real, imaginario y simbólico. Estos tres pueden, al modo contingente
irrumpir y conmover el único modo que los hablantes tenemos de saber sobre el
sexo, esto es el falo y la castración.
El
duelo, la contingencia de la irrupción de un real como pérdida de la existencia, muestra el agujero de lo real de la muerte. Lacan, en el
Seminario 6 plantea: “En otros términos,
el duelo, que es una pérdida verdadera, intolerable para el ser humano le
provoca un agujero en lo real.
La relación que está en juego es la
inversa de la que promuevo ante ustedes bajo el nombre Verwerfung , cuando los
digo que lo que es rechazado en lo simbólico reaparece en lo real. Tanto esta
fórmula como su inversa deben tomarse en sentido literal. La dimensión
intolerable, en sentido estricto, que se presenta a la experiencia humana no es
la experiencia de nuestra propia muerte, que nadie tiene, si no la de la muerte
del otro, cuando es para nosotros un ser esencial. Semejante perdida constituye
una Verwerfung, un agujero, pero en lo real. En virtud de la misma
correspondencia que artículo en la Verwerfung, ese agujero resulta mostrar ese lugar
donde se proyecta precisamente el significante faltante.
Aquí se trata del significante esencial de la
estructura del Otro, aquel cuya ausencia torna al Otro impotente para darnos
nuestra respuesta. Sólo podemos pagar ese significante con nuestra carne y
nuestra sangre. Es esencialmente el falo bajo el velo….
El trabajo de duelo se presenta ante
todo como una satisfacción dada al desorden que se produce en virtud de la
insuficiencia de todos los elementos significantes para afrontar el agujero
creado en la existencia hay una absoluta puesta en juego de todo el sistema
significante en torno al menor de los duelos”[17]
Estamos
frente a un agujero, abismados ante el vacío.
Hoy,
en el real contingente que irrumpe,
además del agujero en lo real de la
muerte, de la pérdida, hay otro real,
otro agujero, el del cuerpo.
Lacan
plantea en La Tercera “La angustia es precisamente algo que se
sitúa en nuestro cuerpo en otra parte, es el sentimiento que surge de esa
sospecha que nos embarga de que nos reducimos a nuestro cuerpo". Es
claro que no es el cuerpo del narcisismo, porque allí la respuesta del sujeto
no es de angustia sino de júbilo, para cuando ese cuerpo es objeto preciado,
sostenido en una imagen fálica, falo que falta a la madre. Imagen de unidad
solo posible por la intervención de Otro.
La
angustia de quedar reducidos a nuestro cuerpo no es la que aparece respecto del
deseo del Otro, tampoco la angustia que afecta el cuerpo, sino el cuerpo como
causa de angustia cuando se rompe el espejo de la identificación y se fractura
la unidad. En el Seminario RSI Lacan plantea “¿Qué es la angustia?, es lo que del interior del cuerpo ex-siste cuando
algo lo despierta, lo atormenta”. La extranjeridad de lo interno dado
vuelta, agujero constitutivo del cuerpo, esencia ausente, cuerpo incorporal,
insustancial, pulsional sin montaje, primer cuerpo en el armado de lo
construcción del cuerpo, del que nada sabemos[18]
Instantes
de ver la pérdida de la realidad, del fantasma que la sostiene, de las
coordenadas simbólicas del tiempo y del espacio previos. Con un cuerpo al que
se le requiere parar el movimiento, distanciarse de otros cuerpos, detener su
marcha y su contacto, hoy fuente de
peligro de contagio y de enfermedad. Riesgo de enfermedad y de muerte del cuerpo.
Otro
agujero, el de la vida, lo vívido de la vida “juntura más íntima del sentimiento de la vida”, sólo si el falo funciona como baliza para producir el sentimiento de la vida en el sujeto. Frente
a los agujeros de lo real y a la
contingencia traumática se produce el impasse del falo y la castración. En lo real
anterior a la ley quedan suspendidos los recursos simbólicos.
Lo
real traumático, como se viene desarrollando,
tendrá en la angustia “su síntoma tipo de
todo acontecimiento de lo real”,[19]
pudiendo ser vivido como confusión, tristeza, desorden, extrañamiento, sensación
de muerte, perplejidad, pérdida de sentido. Los desbordes, el acting out, el pasaje al acto, la angustia
con pérdida de referencia al yo y a la castración como señal, pueden ser los
efectos de esa irrupción de lo real contingente.
Instante de escuchar La clínica de este instante
Me
formulaba en este tiempo una pregunta cuya respuesta me orientó para servirme
de los medios posibles actuales, ante la sustracción de los cuerpos en el
dispositivo analítico: “¿qué podemos
hacer los analistas en este momento para que el tiempo subjetivo permita, con
la irrupción de este real, que la contingencia de un acontecimiento de cuerpo
se disponga a saberse por los equívocos de la palabra que implica un análisis?
Lo posible, en principio, es sostener
el lazo social interrumpido. Los psicoanalistas respondemos con el Discurso del
analista para hacer posible el lazo y luego, en actuales circunstancias,
servirnos de la conexión en tanto dimensión temporal.”[20]
Habiendo
dado la posibilidad de dar continuidad a los análisis en forma remota, la
mayoría de mis analizandos se plegó a la propuesta de trabajo telefónico.
Escucho
en las sesiones un decir que se reitera con expresiones distintas “estoy desacomodada”, “esto se siente muy extraño” “es tan raro todo esto” “me siento bien, no estoy mal, pero todo es
tan incierto”
Expresiones
que dan cuenta que aquello que estabiliza la realidad por la vía del fantasma,
de las identificaciones y las coordenadas simbólicas, están conmovidas. Se escucha una pérdida de esa realidad y este
presente nos confronta con lo imprevisto, desde ese lugar cada uno responde con
los recursos con los que cuenta, con lo que quiere y puede.
Hay
quienes plantean no sentirse solos, menos solos que antes, “no sé si es porque ahora están todos solos,
pero estoy bien”. En un ir y venir, una analizante con muchas dificultades
en la relación con el Otro, no pudiendo estar sola pero tampoco acompañada,
fluctuando entre una posición crítica señalando faltas en el Otro y cuando no
encuentra lugar en el Otro, vira a una queja reivindicatoria, la soledad
constituye un tema recurrente.
¿Que
permitió alguna tranquilidad? El aislamiento es una medida que viene del Otro y
que excluye al otro, la soledad en cambio es la posibilidad de separación,
confronta con la falta propia. En el
texto “La capacidad para estar a solas”, Winnicott la define a ésta, como “uno de los signos más importantes de madurez
dentro del desarrollo emocional”. El autor sostiene que el desarrollo de
esta capacidad permite estar con uno mismo. Tal vez el aislamiento obligatorio
es lo que a algunos les permita eludir la soledad.
En otro análisis una mujer recientemente mudada a una casa que reforma a medida de su gusto, posibilitado por la libertad que le da la pareja, con la que también recientemente y después de varias idas y vueltas contraen matrimonio, está abocada a su trabajo que desarrolla en el estudio de la casa. “No sé me da culpa…. sentirme tan bien… no sé cómo están (otros) en este tiempo.” Claramente viene en un proceso de realización de sus deseos, actos que la han dejado ubicada en lugares buscados y encontrados; no había aparecido algo del orden de la culpa hasta este momento donde el aislamiento, lejos de ser una dificultad, le posibilita darse el tiempo para un trabajo postergado. ¿Por qué el Otro del aislamiento juzgaría que transgrede? ¿Estar encausada en su deseo la hace permeable a la culpa de creer que el aislamiento esta puesto al servicio del castigo o sufrimiento?
Aparece en otro analizante una asociación a un momento particular, significativo de su historia vinculada a un exilio. Cierta evocación es nombrada como un paréntesis en su vida, el tiempo previo al exilio donde estaba como en un limbo. Algo de tiempo entre paréntesis permite vislumbrar la ruptura de cadena significante. Reedición de vivencia traumática y esta actualidad es nombrada del mismo modo que aquella otra, para describir el impasse de lo simbólico. Trauma que deja al descubierto que hay un exilio del Otro simbólico.
Hay otra clínica, la que venimos desarrollando con algunos de los integrantes de la Comunidad de analistas de Nodo, siendo parte de la oferta de un Servicio del Colegio de psicólogos. Movidos por la ética del psicoanálisis y la del deseo del analista al servicio de las condiciones de un tiempo traumático y de crisis sanitaria, decidimos ser parte de este momento histórico, ofreciendo dar la palabra a los sujetos ante este real.
A
diferencia de la dirección de los análisis, que permiten la lectura de este
momento en la trama del proceso de cada analizante, la clínica de esta demanda,
en su novedad, requería como psicoanalista estar situada en el instante de
escuchar; con silenciamiento de juicios y saberes a priori. Para todos, este es
un suceso sin precedentes con desconocimiento de los efectos de este real.
Solo
nos venimos sirviendo de un lugar de escucha y… con otros,
como modo de autorizarnos. Lo colectivo como modo supletorio a un real general
que irrumpe desarticulando un saber previo, ante lo cual nos propusimos
acompañarnos para una construcción a posteriori de lo que ocurriera en la
entrevista, en ella recogeríamos la urgencia subjetiva de cada quien, en este
momento.
Venimos compartiendo el supuesto de que el fenómeno de carácter global es una irrupción de lo real, pero produce efectos diferentes en cada sujeto.
Desconocíamos
si podía acuciar el virus y la pandemia o las medidas de vigilancia epidemiológica. ¿Que podría ser más traumático para un
sujeto, la amenaza de un virus, la enfermedad, la muerte o la imposición de
parar como medida del control de los contagios?
Se escucha en la consulta de alguien muy angustiado abundar en prefijos. Alguien cuya defensa venía siendo la anticipación como modo de preparación: preocupación, previene, presupuesto, previa. Lo actual lo toma des- pre venido. Ubicándose allí que, si lo pre le funciona aun como señal, el des le queda con la anterioridad ...más carente de trabajo psíquico. La urgencia aparece en lo desprevenido y el sujeto queda atrapado en el apronte, para diferenciarlo del movimiento acorde a fines para el presente. Dice Freud “O bien el desarrollo de angustia, la repetición de la antigua vivencia traumática, se limita a una señal, y entonces la restante reacción puede adaptarse a la nueva situación de peligro, desembocar en la huida o en acciones destinadas a ponerse a salvo, o bien lo antiguo prevalece, toda la reacción se agota en el desarrollo de angustia, y entonces el estado afectivo resultará paralizante y desacorde con el fin para el presente”[21]
En otra situación, la aparición de una angustia el
día anterior de llevar a cabo la consulta, se le hace insoportable la presencia
de su suegra. Conviviente no elegida, sino más bien impuesta por Otro y
circunstancias que obligan a permanencia por el aislamiento. Refiere "estaría todo bien si no estuviera…
", pese a que su relato está poblado de situaciones sin tramitación.
La
angustia puede sobrevenir en el encuentro obligado con el Otro. El aislamiento
impide la distancia necesaria al tener que soportar, en un espacio que se
vuelve reducido. La mirada y la voz del Otro se puede sentir tan encima como
para provocar angustia. Sin posibilidad de separación del Otro, “la falta de la
falta”, hace propicio el sintagma para dar cuenta de esta otra forma de la
angustia.
O la aparición, de angustia en una mujer mayor,
vinculada a la imposibilidad de salir. Cuando su vida antes de la pandemia la
encontraba muy activa haciendo cosas para el Otro, el impedimento de salir y no
poder ofrecerle algo al Otro, permite ubicar que la angustia también puede
hacer su aparición, no ante la falta propia sino ante la falta en el Otro sin
poder suturarla, el sujeto le falta al Otro.
La consulta preocupada de una madre en relación a
su hija quien no está bien por tener que permanecer dentro de la casa y no
poder salir con motivo del aislamiento. Los hijos más chicos están bien, su
marido sale por el trabajo y ella está cómoda en esta situación. Solicita
asesoramiento para ayudar a su hija, ésta no sabe de la consulta. Considera que
para una adolescente no estar con sus amigos es motivo para estar mal, sin
embargo, lo que la impulsa a la consulta es la situación del día anterior.
Siendo que su hija habla todo con ella, tiene un episodio de desborde de llanto
y se retira a su habitación cerrando la puerta, negándose a hablar como lo
hacen habitualmente.
La salida no
requiere de un afuera, el adentro puede ser una salida, si se habilita la distancia que en este tiempo
se necesita. La presencia permanente con el otro sin la posibilidad de separación
puede producir angustia. Elegir hablar no es lo mismo que estar obligado a
hacerlo o permitir el desborde, sin que
eso genere la alarma de un malestar. Tal vez no se trate de tener qué hacer, sino
más bien habilitar que el otro encuentre un modo de soportar este momento.
Alguien que consulta cuando, recientemente
intervenida quirúrgicamente, se presenta muy angustiada por el movimiento de
los familiares y la circulación en la casa, con falta de medidas de higiene preventivas.
Se presenta habiendo ocupado un lugar de cuidado de los otros y la pretensión
de modificar esa posición, por creer que
ese lugar ocasionó la enfermedad.
Plantea temor al contagio y requiere que todos se cuiden para cuidarla.
Si no se cuidan la ponen en riesgo, no puede cuidarse ella sin dejar de hacerlo
con los otros. La dependencia al Otro en
estas circunstancias donde se requiere del Otro para cuidarnos, muestra que si
bien este estado es colectivo y requerimos que el otro se cuide para cuidarnos
(nos aislamos o distanciamos, usamos tapabocas para cuidar al otro), esa vulnerabilidad
del estado previo, como consecuencia adjudicada al daño que ocasiona una
posición, exacerba ese requerimiento.
Una joven angustiada
refiere insomnio, ahogo, puntadas en el corazón; manifiesta padecer el
encierro, no poder hacer cosas que quiere… como hace ya tiempo, antes, cuando
una relación con una pareja violenta se lo impedían. Antes dejó de hacer por su
pareja…. ahora porque Otro se lo impide. El impedimento es por Otro, entonces,
¿el impedimento es por el aislamiento o una detención vinculado a una posición
que se pone de manifiesto en estas circunstancias actuales?
Consulta una madre por su hija preadolescente, quien
había tenido una crisis con golpes, llantos, gritos. Queda asociado el episodio
a la muerte de un abuelo, quien fallece
a fines del año pasado, sin ninguna manifestación de afectación en ese momento.
Agregado a ello, la finalización de la escuela primaria y un paso a la
secundaria donde por sorteo se le adjudica un turno contrario al de sus
amigas. Refiere no haberse podido
despedir de su abuelo, eso la hace sentir avergonzada y arrepentida de no
haberse despedido. ¿Por qué en este momento la crisis?
Sucesión de pérdidas, ausencia de otros sin
despedida. No despedirse ¿pudo haber sido un modo de negación o renegación de
la muerte?. El azar produce otra pérdida y lo actual, pérdida también de un
cotidiano. Pero además hay una detención obligada, ¿se trata de la sumatoria de
pérdidas o la detención es lo que posibilita el movimiento de encuentro con el
agujero real de la muerte?
Si
la pérdida como agujero en lo real
moviliza la singular relación con la castración, ¿qué avergüenza?, ¿la
castración como falta del Otro? o ¿la del sujeto ante una cierta cobardía moral?
Tiempo de
comprender lo visto y oído
Si se trata acaso de síntomas sociales, ¿por qué el
psicoanálisis estaría implicado o interpelado por lo social de su época?; ¿de
qué modo?.
Citábamos a Jacques Lacan quien en Función y campo de la palabra y del lenguaje
en psicoanálisis, decía: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir
a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser
el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza
con esas vidas en un movimiento simbólico? Que conozca bien la espira a la que
su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su función de
intérprete en la discordia de los lenguajes”
Ubicábamos que lo que acontece al parletre es asunto de un psicoanalista.
El del analista es un discurso, un lazo social decimos con Lacan, entramado de otros
tipos de discursos o lazos sociales.
Los cambios de época a nivel de sus modos de
organización social, económica, política y jurídica; la ciencia y sus
prácticas, son condiciones de posibilidad de cierto tipo de subjetividades
contemporáneas, caracterizadas por muchos autores por la depresión, el
individualismo y el nihilismo.
Sin confundir la subjetividad con el sujeto
dividido del psicoanálisis, cuya responsabilidad no le queda diluida en lo
social, las condiciones actuales son producidas por lo que desde el
psicoanálisis es leído como efecto, entre otros, del discurso capitalista.
Desde esta perspectiva surgía la cuestión sobre la
vigencia y suficiencia de los conceptos psicoanalíticos, así como el tipo de
intervenciones y posiciones del analista para leer la problemática y, sobre
todo, para lo que le es específico, interpretarla.
De la
aceleración como marca de época, el empuje a no detenerse, afín a los intereses
capitalistas de hiperproductividad, el sujeto no ha quedado al margen de ese
condicionamiento que empuja hacia la pulsión de muerte. Producir y consumir
mandamiento superyoico a gozar como imperativo, que Lacan supo ubicar en “…la plusvalía, es la causa del deseo del cual
una economía hace su principio el de la producción extensiva, por consiguiente,
insaciable, de la falta-de-gozar. Por una parte se acumula para acrecentar los
medios de esta producción a título de capital. Por otra extiende el consumo sin
la cual esta producción sería vana, justamente por su inepcia a procurar un
goce con que ella pueda retardarse”[22].
El concepto de plus de gozar es tomado de la noción de plusvalía en Marx, en un
intento de ubicar la codicia insaciable.
En esta época asistimos, junto a una clínica
característica de estructuras
tradicionales, otras de presentaciones diversas, sin balizas
identificatorias imaginarias ni simbólicas, con dificultades corporales y en la
sexuación; oscilantes entre la angustia
y la inhibición, ataques de pánico, aburrimiento y abulias. Entre la alienación
y la separación del Otro, un abanico de posiciones entre narcisistas, reivindicativas,
en repeticiones de la vertiente de la compulsión, adicciones, anorexias y
bulimias. Sin los diques pulsionales del asco, la vergüenza, la moral (la
bonomia y lo bello), el goce se entroniza.
Durante este tiempo a las presentaciones más
tradicionales y a las actuales, nuestro deseo de analistas, el que nos
responsabiliza de estar a la altura de la época, nos ha ubicado en la función
para alojar el padecimiento del sujeto dividido. Le hemos dado la palabra, nos
hemos servido de los significantes con las que el sujeto se representa ante
Otro. Hemos subjetivado y nos hemos dirigido hacia aquellos significantes que
han traumatizado, que han marcado el cuerpo.
Nos hemos servido de los objetos despejando los del
consumo, para ubicar aquellos más aptos para la singularidad de cada goce y
hacerlo condescender al deseo. Hemos cifrado y descifrado el inconsciente que
se manifiesta aún. Nos hemos orientado hacia la vivificación, acotando la
pulsión de muerte y restituyendo el goce de la vida.
La experiencia analítica que siempre es uno por
uno, permite saber del goce, de lo que no anda de cada quien, para darle un
tratamiento posible en la invención de nuevos lazos.
Nos hemos regido por una ética de las consecuencias,
orientados por Lacan y Freud, sobre la equivalencia de las palabras y los actos;
no podemos desentendernos de sus efectos, y
debemos por ello, hacernos responsables.
La pandemia y lo real actual resitúan la posición de lectura, porque de lo actual
nada podemos saber todavía.
Íbamos hacia lo real,
hoy podemos ubicar que lo real vino
al encuentro. Si la dirección era del significante a lo real, hoy estamos tratando de encontrar significantes para bordear
este real.
Momento de concluir
Un
real sin aviso nos tiene sumergidos
en una catástrofe sin sentido. En un más allá del principio de placer,
abismados en los agujeros de lo real
que se abren por doquier. No alcanza aun la maquinaria simbólica, ni sus
referencias para poder concluir.
Mientras
tanto, perspectivas más utópicas o distópicas preanuncian sociedades a las que
nos dirigimos. No sabemos aún si otro orden sucederá al anterior o continuará
profundizándose el que habitábamos.
Sabemos que lo real actual nos permite, como analistas, operar por la vía de la
palabra con este síntoma tipo. Sin embargo, las medidas de aislamiento o
distanciamiento social, impiden poner el cuerpo en el dispositivo analítico y
se adoptan formas remotas, llevando a cabo tele-sesiones o análisis online que
vienen siendo motivo de reservas críticas.
Algunos
analistas han planteado que solo haciendo salvedades y diferenciando entre
análisis en curso o recientemente iniciados, y caso por caso, el analista podrá
operar con la técnica. Si bien la
mayoría coincide que la modalidad remota nos permite sostener de manera virtual
la voz y la mirada, ello no es suficiente para ubicar el cuerpo necesario en un
análisis. Así, el cuerpo interesado en
el análisis, cuando Lacan incorpora al parlêtre y al Otro que es cuerpo, se
diferencia del cuerpo del significante y
del de la imagen. El cuerpo que falta a
la sesión es el que adquiere su peso por la vía de la mirada.
Se
impone la necesidad del debate. Analistas que plantean que si se adopta esta
modalidad virtual para el análisis, no se tratará ya de análisis puro sino
aplicado a la psicoterapia. La orientación a lo real y al cuerpo como real,
hará la diferencia a tener en cuenta cuando se adopte la forma remota en
análisis, puesto que no es lo mismo la vertiente del sujeto del significante
que la del parletre.
También
se amplía el debate respecto de la presencia del analista. Si dicha presencia
se ciñe a la concepción de manifestación del inconsciente y, en ese sentido, se
dirige al sujeto del inconsciente por la vertiente del significante, no es
igual a un inconsciente real, donde se requiere en la cura la presencia del
deseo del analista, con un cuerpo que no solo interprete hablando, callando,
escandiendo, riendo; sino también, levantándose, rozando con la mano una
mejilla o arrebatándole el dinero a un analizante en la maniobra de pago.
María
E. Novotny advierte el riesgo de la suplencia de los aparatos técnicos en
prescindencia del cuerpo en análisis, cita a Miller “Se entiende que el Un-cuerpo es lo que el ser humano tiene que traer en
análisis […] si la palabra fuese lo único implicado en un análisis, no se
entendería porque el Teléfono o Internet NO SON medios adecuados. (Miller, El
ultimísimo Lacan, pág. 108).”
Plantea que el porvenir del
psicoanálisis está en juego “si el
parlêtre, en corto tiempo, se encontrara al servicio de la técnica, invirtiendo
en ella. Si lo pensamos a la inversa, el cuerpo y su goce en la trasferencia no
pueden servirse de la técnica. No se puede servir a dos amos a la vez. Para
salvar la vida, perder la razón de vivir.” [23]
Me
sirvo, junto a otros que ya lo vienen haciendo, de algunas coordenadas de La Tercera para orientarme. Precisamente
en este momento, además de utilizarlo, se me torna imprescindible la lectura de
Lacan respecto del porvenir en psicoanálisis.
“¿es el psicoanálisis un síntoma?
Llamo síntoma a lo que viene de lo real...
El sentido del síntoma no es aquél con
el que se lo nutre para su proliferación o extinción, el sentido del síntoma es
lo real, lo real en la medida en que se pone en cruz para impedir que las cosas
marchen en el sentido en que ellas dan cuenta de sí mismas de manera satisfactoria
-satisfactoria por lo menos para el amo…
……El sentido del síntoma depende del
porvenir de lo real, o sea, como lo dije en la conferencia de prensa, del éxito
del psicoanálisis. Lo que se le pide es que nos libere de lo real y del
síntoma. ….
Pero si el psicoanálisis tiene éxito,
se extinguirá por ser sólo un síntoma olvidado. Por consiguiente, todo depende
de si lo real insiste. Para ello, es necesario que el psicoanálisis fracase…..
Tal vez sea mi mensaje en forma invertida. Tal vez yo también me precipite. Es
la función de la prisa que he valorizado para ustedes.
Lo curioso en todo esto, es que en los
próximos años el discurso del analista dependa de lo real, y no lo contrario.
El advenimiento de lo real no depende para nada del analista. su misión, la del
analista es hacerle la contra. Al fin y al cabo, lo real muy bien encabritarse
desbocarse, sobre todo desde que tiene el apoyo del discurso científico.
….El asunto se pone gracioso tan sólo
cuando los propios científicos son presa….. de una angustia; esto sí que es
instructivo. A fin de cuentas, es el síntoma tipo de todo acontecimiento de lo
real. Y cuando los biólogos, para
nombrar esos científicos se imponen el embargo de un tratamiento de laboratorio
de las bacterias so pretexto de qué se hacen unas demasiado duras y demasiado
fuertes, podrían muy bien colarse por debajo de la puerta y barrer cuando menos
con toda la experiencia sexuada, barriendo al ser habla, es de veras algo
sumamente curioso”.
Lacan ubica la ciencia en la juntura de lo
imaginario y lo real, ahí donde se
ubica el goce del Otro sin barrar y plantea “En lo tocante del goce del Otro, hay
una sola manera de colmarlo y es el campo propiamente dicho en que nace la
ciencia… pero ¿que nos procura la ciencia a fin de cuentas? Algo para distraer
el hambre en lugar de lo que nos falta en la relación, la relación de
conocimiento, como decía antes. Nos procura algo en su lugar algo que, para la
mayoría de la gente, en particular todos los aquí presentes, se reduce a
gadgets… Entonces la vuelta se cierra sobre lo que acabo de decir hace un rato:
el porvenir del psicoanálisis es algo que depende de lo que advendrá de ese
real, a saber, depende por ejemplo de que los gadgets verdaderamente se nos impongan de que verdaderamente lleguemos nosotros mismos a estar animados por los gadgets" [24]
Se lee allí el reparo que algunos analistas
plantean a la hora del uso de la técnica.
Si bien nuestra realidad se constituye por lo
virtual, hoy lo digital y la inteligencia artificial no se limitan a ello,
también afectan lo real de nuestro
cuerpo.
El porvenir del psicoanálisis pudiera no estar
ligado solo a lo que la ciencia obture, sino a los psicoanalistas.
“Mientras
tanto podemos ubicar que en ese mismo sitio del
(JA), Goce del Otro, en cuanto para sexuado, goce para el hombre de la
mujer supuesta, y a la inversa, para la mujer, que no tenemos que suponer
puesto que la mujer no existe, pero para una mujer, en cambio, goce del hombre
quien, él, es todo, desgraciadamente, es incluso todo goce fálico. Este goce
del Otro, para-sexuado, no existe, más aún, no podría, le sería imposible
existir si no mediara la palabra, la palabra de amor en particular[25]
No hay goce del Otro porque hay ausencia de
relación sexual, el amor que podría hacerla existir es la que le está dirigido
al padre, hay relación padre e hijo y hay relación “un discurso que suelda el analizante ¿con qué? suelda con la pareja
analizante analista”.[26]
“Pienso
que el psicoanalista solo puede concebirse como un sinthome. El psicoanálisis
no es un sinthome, si el psicoanalista”[27]
Noción heredera de la presencia del analista
del Seminario 11:” sería un error reducir
(…la presencia del analista) a esa especie de sermoneo lacrimoso, esa ampulosidad
serosa, esa caricia algo pegajosa… la propia presencia del analista es una
manifestación del inconsciente".
En el Seminario 24 Lacan sostiene que hace
falta un redoblamiento como condición para que el análisis mantenga su
estatuto: "Yo sé que él sabe que yo
sé que él sabe".
El analista privado de goce, regido por el
deseo del analista, por la transferencia y el saber en juego, se ofrece allí
donde la conmoción de lo real hace
intrusión.
Más allá del empuje a la producción que el mercado
no resigna por mucha pandemia, a juzgar por la barra que hoy atraviesa a la ciencia,
impresiona que habrá de lo real para
rato y los analistas tendremos síntoma tipo de ese acontecimiento, esperando
estar “formado, es decir haber visto cómo
se completa el síntoma”[28].
[1] “Ahora
bien, hicimos mención al hablar de physis aristotélica que ella remite a las
causas. ¿A qué causa hace referencia Lacan? Cuando Lacan habla de causa, habla
de verdad, y de efectos. Hay verdad en las cuatro causas: la verdad formal, la
eficiente, el material, y la final. Hay verdad en la tyché y en el automaton.
Es en relación a las causas que Lacan diferencia las del psicoanálisis, de las
de la ciencia. Aún al hablar de la ciencia moderna toma las causas
aristotélicas para decir sobre la causa.
Respecto de la ciencia dirá que ella se ocupa de una
verdad formal y de una verdad final, dejando del lado del psicoanálisis las
demás causas. La ciencia no quiere saber de la verdad más que de un modo
formal, y deja la verdad final a cargo de Dios como garantía última, un Dios
que no engaña.
Para el psicoanálisis ese saber que porta la verdad no
es un saber sabido, ya que de la verdad el sujeto no sabe. No es la verdad
lógica, no se trata de la verdad formal. Es la verdad que deviene de su propia
causa. El sujeto no sabe de la causa
porque el sujeto del inconsciente es causado.” Monica Rossi,” Acerca de la
causalidad” del sujeto, en Galantini, Kaplan, Rossi. Al pie de la letra 1
Referencias al escrito De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de
la psicosis de Jacques Lacan. La Plata, Edulp, 2.009
[2]
Lacan J. Hablo a las paredes (1971-72), Paidós, Buenos Aires, 2012
[3] El Grupo de Asesores Estratégicos de Expertos (SAGE) sobre inmunización fue establecido por el Director General de la Organización Mundial de la Salud en 1999 para proporcionar orientación sobre el trabajo de la OMS. SAGE es el principal grupo asesor de la OMS para vacunas e inmunización.
[7] Aristóteles,
Metafisica 1028 a 10
[8]
Lacan J. La Tercera. Intervenciones y Textos 2. Argentina: Ed. Manantial, 2007
[9]
Cf. La Tercera pág. 81 a 83
[10]
Op Cit pag 105
[11]
Formalización, matematización topológica del psicoanálisis de la que Lacan se
sirve para dar cuenta de la experiencia del psicoanálisis.
[12] Lacan J. El Seminario 23 El sinthome Bs As.
Paidos. 2008, clase 13/4/76
[13]
Lacan J. Seminario 24 "L’insu…" Inédito clase 19/4/77
[14]Cf.
Schejtman F. Ensayos de clínica
psicoanalítica nodal, “Del enjambre de Unos a la letra del síntoma” Bs As. Gramma
2013
[15] Lacan
J. Seminario 12 "Problemas cruciales para el Psicoanálisis" Inédito
[18] Cf. Rossi, Monica, “El cuerpo en la
posición sexuada. Los alcances de la identificación”. Contornos Los alcances de
la identificación. Publifadecs. Gral
Roca. R.N.2019
[19] Lacan
J La Tercera Pag 87
[20] Cf. Rossi, Monica, “Psicoanalistas online” http://www.comunidadrussell.com/default.asp?contenidos/textos/psicoanalistas-online.html
[21]
Sigmund Freud: “32ª conferencia. Angustia y vida pulsional”, en Obras
Completas, Volumen XXII, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2006, p. 76.
[22] J
Lacan Radiofonia Otros escritos. Bs As Paidos.2012
[25]
Lacan J La Tercera pag 105
[26]
Lacan J La Tercera pag 87
[28] Lacan
J Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines. Estas
conferencias y charlas, que tuvieron lugar en Yale University, Kanzer Seminar
el 24 de Noviembre de 1975