¿Cómo se forma un analista?
Estamos en la Universidad y lo primero a decir es que no se otorga el título académico de Psicoanalista, sin embargo, se estudia Psicoanálisis en la Universidad, en las Escuelas, en Hospitales, en Instituciones. Esta dimensión, que en principio pudiera parecer contradictoria, es la del intervalo donde se especifica lo que el psicoanálisis es, entre la teoría y la práctica clínica, entre el psicoanalista y el psicoanálisis, entre la formación y la transmisión, entre la enseñanza y las garantías, entre lo privado y lo público.
Lo inacabado, lo incompleto, el vacío, los agujeros, son los nombres de la falta y de lo real que sostiene la ética del psicoanálisis que, impide una respuesta consumada a la pregunta ¿cómo se forma un analista?
El Psicoanálisis, a partir de Sigmund Freud y en la lectura que, Jacques Lacan realiza de la obra de su fundador, se inscribe como una praxis, es decir como el tratamiento de lo real mediante lo simbólico. No es sólo una teoría, es una práctica y en particular, una práctica clínica que articula teoría y experiencia. Partimos de dos premisas la primera que “El psicoanálisis no es una terapéutica como las demás” La segunda premisa es que "el psicoanálisis, tipo o no, es la cura que se espera de un psicoanalista",(Lacan,1955, p. 311) lo dice Lacan en Variantes de la cura tipo, luego y del mismo modo, el 14 de enero de 1970 a lo que agrega “Pero evidentemente, habría que tratar de entender qué quiere decir lo que se espera de un psicoanalista”. (Lacan,1969-70, p. 56)
Ensayemos algunas respuestas, se espera la dirección de una cura, por la vía de la palabra y el poder de escucha, produciendo efectos terapéuticos sin suturar la división del Sujeto, prescindiendo de ideales de armonía, felicidad o eliminación del conflicto y acompañaríamos así, los tiempos, en la obra de Lacan, de una lógica significante. Pero podríamos responder también que, se espera del analista que pueda ser sinthome, y con ello una respuesta en tiempos de otra lógica, en la que no hablaríamos de cura, sino de conducir a un parletre, a que pueda saber hacer ahí, con su síntoma.
En Los cuatro conceptos fundamentales, Lacan plantea: "El objeto de mi enseñanza ha sido, y sigue siendo, el de formar analistas". (Lacan,1960-61, p. 428)
¿Cómo se forma a un analista para que ocupe un lugar en la transferencia y oriente al Sujeto en la búsqueda de una solución menos penosa, produciendo efectos terapéuticos?
El psicoanalista es aquel que permite sostener la pregunta del Sujeto que viene a su encuentro, es el que cifra el inconsciente, ubica el goce que lo habita y su posición deseante, pero es, además del que se espera sostenga encuerpo por la vía del amor, el deseo y el goce su lugar en la transferencia.
¿Cómo formar a un analista para que opere a favor de la incompletud e inconsistencia del Otro, cuando ese efecto es el que hará mutar su lugar, de un Otro inicial de la transferencia en posición de SsS, a uno posterior, en el que él mismo devendrá objeto, resto de esa operación?
¿Cómo se forma a un analista para que complete un síntoma tal como Lacan lo plantea en la Conferencia en Yale del 25 de noviembre de 1975?:” Es preciso haber sido formado como analista. No es más que cuando está formado que, cada tanto, eso se le escapa; formado, es decir haber visto cómo se completa el síntoma”.
Es el psicoanalista quien puede entender el sufrimiento del síntoma, la inhibición y la angustia y leer también en ese sufrimiento qué deseo se cumple, qué goce se satisface, poniendo a decir ese sufrimiento para que deje de hablar solo, molestando a la defensa, pero además que esté advertido que son las resistencias del analista las que pueden obstaculizar toda la tarea.
¿Cómo formarlo entonces? En el Seminario 8 "La transferencia", luego de señalar que el objetivo de su discurso de ese año ha sido precisar la posición del analista, Lacan dice: “El analista no debe ser completamente ignorante respecto de un cierto número de cosas, esto es seguro. Pero no es esto lo que entra en juego en su posición esencial. Ciertamente, aquí se abre la ambigüedad de la palabra saber". (Lacan,1960-61, p. 428)
El analista deberá saber, por un lado, de esa falta que en psicoanálisis se denomina castración; por otro, de la imposibilidad de que exista una norma de la relación entre los sexos. El sexo, en el ser parlante, remite al "no todo”, se trata de una falla estructural sin solución, que genera insatisfacción y arreglos singulares.
Falla generalizada que produce diferentes tipos de padecimientos en las tradicionales estructuras clínica: neurosis, psicosis y perversión, pero también en las que han podido ser pensadas como formas más actuales de presentación, tales como la clínica de bordes o fracasos del fantasma, las psicosis ordinarias, para nombrar sólo algunas de ellas.
Pero ¿Cómo se transmite ese saber, el del psicoanálisis, que es demostrable y general, atendiendo la condición del psicoanalista de modo particular, para que pueda responder a lo que se espera de él, en un sujeto singular?
Ningún psicoanalista podría leer su práctica, dirigir una cura, ni completar un síntoma si no cuenta con el bagaje de nociones teóricas que le son específicas, porque el psicoanálisis no se inscribe dentro de un positivismo lógico, sin embargo, ese saber es silente en la experiencia de analizar. Es necesario sostener la relación disyunta y conjunta entre teoría y experiencia en la clínica psicoanalítica.
La teoría no sustituye la experiencia del saber inconsciente y de lo real. Saber que no es intelectual, no está en juego el conocimiento, sino la experiencia de la castración y del traumatismo de la lengua.
Quien no ha atravesado por esa experiencia en su análisis, no puede ocupar el lugar de analista, sin embargo y aquí subrayo la pregunta ¿es analista sólo, quien ha concluido un análisis?
En 1919 Freud en ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la Universidad? decía que con la exclusión del psicoanálisis de las Universidades, las sociedades cumplían con la formación teórica imprescindible y que podía ser obtenida por el estudio bibliográfico y en las sesiones científicas de las asociaciones psicoanalíticas así como también con el contacto con los miembros más experimentados y en cuanto a la experiencia práctica, a parte del propio análisis del analista, mediante tratamientos efectuados bajo el control y guía de los psicoanalistas más reconocidos.
Nuestras experiencias
Digo experiencia porque no constituyen institucionalización aunque no dejan de implicar a instituciones.
Se escriben en los márgenes, hay de lo nuevo y de lo que no termina de estar acabado, no nos instalamos en lo sabido, cada año es una búsqueda y un encuentro.
No se trata de improvisar, más bien ser rigurosos, Intentamos comprender pero no nos sentimos obligados a concluir.
Se trata de experiencias que están vinculadas con un hacer, que buscan saber.
La primera experiencia que voy a relatar es la de la Carrera de Especialización en Teoría y Práctica Clínica Psicoanalítica dictada mediante Convenio de Nodo, con el Colegio de Psicólogos de la Prov. de Neuquén, celebrado hace cuatro años.
Presentamos a las autoridades del Colegio y trabajamos con la Comisión Científica de entonces, un Plan de Carrera. Con un equipo de enseñantes nos proponíamos impartir una Formación en teoría y práctica clínica, cuerdas que se articularan en su diferencia. En intensión, como saber textual, no acumulativo, y en extensión, como saber referencial.
El saber referencial recuperaría los textos freudianos y lacanianos junto a la orientación que Lacan nos provee sobre las ciencias y saberes importados con arreglo al psicoanálisis. El textual recogería la experiencia práctica, permitiendo las conceptualizaciones y que, a la manera topológica del plano proyectivo recorreríamos en su interior y exterior.
El objetivo especializar en Teoría y Práctica Clínica Psicoanalítica a los profesionales de la Salud Mental, mediante un Programa de estudios guiado, sistemático y con instancias de intercambio de producción entre los participantes, que proporcionara los conceptos e instrumentos necesarios para el desempeño en la práctica y el desarrollo de la investigación en el campo psicoanalítico.
Las asignaturas están organizadas en dos pilares: Formación teórica y Formación práctica. Se dictan cuatro cuatrimestres y cada uno de ellos sigue una lógica que acompaña la diacronía de la obra de Lacan: Lectura del significante y del Sujeto del inconsciente. Lectura de la Inhibición síntoma, angustia y Fantasma. Las diferentes formas clínicas en la lógica significante. El parletre y la clínica nodal en la lógica de no hay relación sexual. Cada cuatrimestre cuenta con supervisiones y ateneos para que las prácticas de los especializandos puedan ser leídas en una clínica, que los incluye como analistas.
La instancia de conclusión prevista, es la elaboración de un Trabajo Final Integrador consistente en un Proyecto de Investigación teórico clínico o en la Presentación de la construcción de un caso. En las dos modalidades, el desafío es que, ni la teoría se plantee metalenguaje de la clínica, ni los casos clínicos sean ejemplo de la teoría. El intervalo se sostiene porque no hay pretensión de recubrimiento. El tratamiento de lo real por lo simbólico tiene su propia imposibilidad, núcleo que el psicoanálisis no disimula, ni intenta obturar.
Quienes hasta aquí, han defendido sus Trabajos Finales Integradores, nos posibilitan verificar los efectos de aquello que nos planteamos como formación y que tiene su intervalo, en la transmisión. Por ello ni se trata de un saber acabado, ni de muestras identificatorias, ni repetitivas de un deber hacer, más bien en nuestro caso, una posición de entrega y separación para que el otro haga uso y encuentre su modo de saber hacer con ello.
Los especializandos realizan estos trabajos finales en los que están incluidos, advertidos que la clínica psicoanalítica se sostiene en la transferencia y el analista forma parte del inconsciente, del síntoma y del fantasma del analizado.
Esta Carrera, esta formación, otorga un título de Especialista en Teoría y Práctica Clínica Psicoanalítica, como lo hacen las Carreras de posgrado de especialidades, maestrías y doctorados, dependientes de Educación, acreditados estos últimos por la CONEAU. Con algunas diferencias en los títulos nominan un campo de saber, el del Psicoanálisis, no nominan Psicoanalistas luego de ese trayecto.
Sin embargo, las Escuelas de Psicoanálisis sí lo realizan y esas son sus garantías.
Para cumplir sus objetivos la Escuela pone énfasis, dice en el sitio oficial de la AMP, en la formación analítica de sus miembros, quienes al formar parte de una Escuela se comprometen a someter su práctica a un control. Por su parte la Escuela garantiza la formación que ofrece a sus miembros al otorgar dos títulos: AME (Analista Miembro de la Escuela) que nombra al analista que ha dado las pruebas de formación suficiente, y AE (Analista de la Escuela) que nombra a quien habiendo terminado su análisis atravesó la prueba del Pase.
El dispositivo del Pase, que evalúa el final del análisis y la calificación del analista, y El Cartel que es un pequeño grupo donde se realiza el trabajo de sus miembros, constituyen dos de los pilares fundamentales de las Escuela.
Quienes están aquí presentes pueden no estar al tanto que
Las Escuelas de la AMP toman como referencia la Escuela Freudiana de Paris, que Jacques Lacan fundó en el año 1964 y que fueron sufriendo sucesivas escisiones. Por nombrar algunas, en: 1984 Se produce una escisión en el campo freudiano entre la Escuela de Orientación Lacaniana y Escuela Freudiana de Buenos Aires.
En 1985 otro desprendimiento produce la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, Escuela que, a diferencia del resto, su formación no está institucionalizada.
En 1998, otra escisión culmina en la actual EPFCL (Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano).
Mientras los post freudianos han mantenido unidad en torno a la IPA, el campo lacaniano se ha caracterizado por cierta dispersión institucional producida por debates político ideológicos, que tiene a la base diferencias, entre las que me interesa subrayar en particular, el establecimiento de una única lectura de Lacan, versus sus diferentes lecturas y por el otro los títulos, el Pase, acto y autorización.
Un analista se autoriza por sí mismo y con otros con los que trabaja, con los que estudia, con quienes supervisa y con quien se analiza. No hay analista sin otros analistas con quienes comparte la experiencia.
En Argentina forman analistas, además de las Escuelas, instituciones por ej. Lacantera: institución que surge de un Proyecto de enseñanza y se convierte un Espacio de psicoanálisis.
Apola: Sociedad psicoanalítica en torno a un Programa de investigación.
Alef: Surge de una Investigación sobre la eficacia clínica del psicoanálisis “Post grado de práctica clínica en psicoanálisis”
La diferencia a la base de dichas instituciones con las Escuelas es que no se plantea el Pase para sus miembros; no tienen la problemática de los títulos de Analistas otorgados por la selección de los analistas y la garantía que la institución daría sobre la práctica psicoanalítica de esos analistas seleccionados.
El Pase en cuestión, de analizante a analista fue planteado por Lacan a la altura de Proposición del 9 de octubre de 1967. Sin duda los testimonios de fin de análisis son dispositivos de transmisión que, dan cuenta en su reducción, del resto y de la satisfacción que se espera al final del trayecto, pero que el Pase dependa de un dispositivo para obtener el reconocimiento de la conclusión clínica y lógica de un análisis, otorgándose el título de analista para las Escuelas, deja al menos un margen de interrogación sobre ese dispositivo de reconocimiento, sobre todo y cuando más tarde en la Nota Italiana Lacan dirá:
“El analista debe haber circunscripto la causa de su horror, el suyo propio, el de él, separado del de todos, horror al saber. Desde ese momento saber ser un desperdicio. Es lo que el análisis, ha debido, al menos, hacerle sentir. Si ello no le lleva al entusiasmo, bien puede haber análisis, pero analista ni por asomo.” (Lacan, 1974, p. 329)
Un fin de análisis no garantiza analista y por otro lado si se trata de un acto, ¿por qué debiera contar con el reconocimiento del Otro?
Subrayo lo que en la misma Nota, Lacan plantea:
“El analista no se autoriza más que por sí mismo, eso cae de su peso. Poco le importa una garantía que mi Escuela le da sin duda con la cifra irónica del A.M.E. No es con eso con lo que opera. El grupo italiano no está en condiciones de proporcionar esa garantía.
Sobre lo que ha de velar, es que al autorizarse por si mismo no haya sino analista. Pues mi tesis, inaugurante por romper con la práctica con la que pretendidas Sociedades hacen del análisis una integración en un cuerpo, no implica sin embargo que cualquiera sea analista. Pues en lo que enuncia, es del analista de lo que se trata, y supone que lo haya.
Autorizarse no es autori(tuali)zarse. Pues he planteado por otra parte que de donde sale el analista es del notodo. Notodo ser que habla podría autorizarse a hacer un analista. Lo prueba que el análisis es necesario para ello, pero no es aún suficiente.
Sólo el analista, o sea no cualquiera, no se autoriza más que por sí mismo”. (Lacan,1974, pp. 327-28)
Paso ahora a relatar la segunda experiencia que es la propuesta de Nodo de Formación permanente de los analistas en la teoría y la práctica psicoanalítica.
Nodo es un Centro de estudio, enseñanza e investigación de orientación lacaniana, cuyos rasgos diferenciales están dados por lo transversal, regional y el compromiso de producción de saber psicoanalítico.
Transversal a las Escuelas nacionales e internacionales Psicoanalíticas por ello, la transferencia de trabajo es a analistas y no a una Escuela en particular. Se escuchan todas las voces, sin embargo, no tiene carácter ecléctico, no pretendemos conciliar diferencias, tampoco ocultarlas, más bien enterarnos de ellas; y autorizarnos, en una lectura propia de la obra de Jacques Lacan.
Es una institución local, regional, en la que toman la palabra los Psicoanalistas de la zona como propuesta de solución posible a la vertiente inhibitoria presente durante décadas en los psicoanalistas de la región, y que, en el impedimento de transmitir, otorgaban centralidad a la formación en otras capitales del país.
Es, por otra parte, una Institución que produce saber a través del estudio y la Investigación.
Después de algunas experiencias, desde hace unos años hemos adoptado un método con diferentes dispositivos de trabajo. Todos los años realizamos el abordaje de un tema sobre el que efectuamos una investigación bibliográfica y clínica. Así, hemos abordado Los alcances de la identificación, Por el sesgo de la angustia. Sobre los discursos de época y discursos del analista. En torno a los cuerpos de la práctica analítica, y este año es nuestro tema Y de nuevo, a reanudar el síntoma.
Esa investigación anual es la que deriva en una presentación teórica interna o clínica de presentación y discusión de casos, con una regularidad mensual, también en el dictado de Seminarios y Grupos de Estudio. Cada integrante tiene la posibilidad de ofrecer al resto de la Comunidad su particular lectura y recorte de su interés, en el tema.
Así mismo tenemos la posibilidad de exponer el trabajo en nuestras Jornadas anuales, también presentar por escrito en nuestras Publicaciones Contornos, que recoge la producción de los psicoanalistas que integramos la Comunidad Nodo.
La propuesta de Nodo es hacer lazo sostenido en el deseo causado por el Psicoanálisis, en una transferencia de trabajo. Nos apartamos de la idea de constituir grupo, en la vertiente de ideales e identificaciones, solidarios con la infatuación del yo en el registro del narcisismo, respetamos las diferencias en su irreductibilidad.
No participamos de la ética del soltero bastándonos en el deseo y el goce, compartimos experiencias entre quienes integramos la Comunidad de analistas. El lazo que se propone es el que, se sirva del respeto por la diferencia en su versión más real y desde allí hacer realizables los propósitos con los que Nodo se echó a andar, hace próximamente 10 años.
Conclusiones
Las dos experiencias relatadas tienen en común que:
Entendemos la formación en el marco general de una política, práctica que tiene una ética que involucra el acto, y que excede al acto analítico mismo.
Para la formación y transmisión nos servimos de todos los autores que entendamos nos permiten abordar el tópico en cuestión, no hay censuras previas, no adherimos a un único editorial.
Los enseñantes somos de la región, lo que no significa que no se invite a analistas con los que tenemos transferencia, sólo, que, nos autorizamos a tomar la palabra.
Habilitamos a lo que interroga a cada analista y colaboramos a que cada quien pueda ajustar y formular su pregunta. Se respeta el recorte que cada quien pueda hacer, se acompaña en el interés, en lo que a cada quien causa.
Hay una oferta para todos, pero se requiere la extracción de consecuencias, se insta a implicarse en la puntuación singular.
Hacemos experiencia de que no hay analista universal, que no existe como concepto referencial, que no hay “el analista”, que hay el uno a uno de los analistas, con la responsabilidad que la continuidad del Psicoanálisis depende de ello.
Muchas gracias!
Esp. Monica Rossi
Neuquén 17 de septiembre de 2022
Bibliografía
FREUD, S. (1919 [1986]) “¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?”. Obras Completas. Vol. XVII. Buenos Aires: Amorrortu.
LACAN, J, (1955) Variantes de la cura tipo, Escritos 1, Siglo XXI Editores, Argentina, 1988
LACAN, J. (1960/ 61) El Seminario libro 8: "La transferencia", Buenos Aires, Paidós, 2003.
LACAN, J (1964) El Seminario, libro 11 “Cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis” Buenos Aires, Paidós, 1999.
LACAN, J (1967) Proposición del 9 de octubre de 1967 Sobre el psicoanalista de la Escuela
Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012
LACAN, J (1969-70) El Seminario libro 17: "El reverso del Psicoanálisis", Bs As, Paidós 1996.
LACAN, J (1975) YALE UNIVERSITY 24 de Noviembre de 1975 Charlas con los estudiantes Respuestas a sus preguntas
LACAN, J (1974) Nota italiana Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012